la segunda muerte
25-ene-07
La segunda muerte, la más fatal, nunca imaginé cómo se sentiría y menos aún que me podría ocurrir.
La plenitud de la alegría, el paraíso se materializó ante mis ojos en menos de un segundo y estabas ahí, frente a mí con la mirada vacía y con tu supuesta felicidad de la mano.
Un remolino me absorbía lentamente, apagando la luz, deteniendo mis latidos, matándome con una delicadeza casi placentera, sin pensar, sin llorar, sin sentir.
Recorrías el salón a toda prisa, sin mirar pero todos los ojos puestos en ti, mis ojos…mi corazón.
Sangre transformada en hiel, rabia incontrolable, matanza segura…¿todo eso en mi? Era inconcebible solo quería dormir y despertar en tus brazos otra vez, pero hasta la última hebra de tu cabello era ajena.
Tantas ansias de acabar contigo en un segundo o eliminar a la razón de tu delirio, estaba en el más puro de los infiernos pidiendo clemencia para dormitar en ese lugar eternamente, prefiriendo sofocarme en un calor asesino que en tu ignorancia hacia mi, no sabes qué tortura es morir otra vez.
Pero es justo que vivas tu pequeño paraíso, yo ya viví el mío contigo aunque duró menos de un respiro pero es lo único que te agradeceré, lo único que hiciste por mi en esta vida.
La segunda muerte, la más fatal, nunca imaginé cómo se sentiría y menos aún que me podría ocurrir.
La plenitud de la alegría, el paraíso se materializó ante mis ojos en menos de un segundo y estabas ahí, frente a mí con la mirada vacía y con tu supuesta felicidad de la mano.
Un remolino me absorbía lentamente, apagando la luz, deteniendo mis latidos, matándome con una delicadeza casi placentera, sin pensar, sin llorar, sin sentir.
Recorrías el salón a toda prisa, sin mirar pero todos los ojos puestos en ti, mis ojos…mi corazón.
Sangre transformada en hiel, rabia incontrolable, matanza segura…¿todo eso en mi? Era inconcebible solo quería dormir y despertar en tus brazos otra vez, pero hasta la última hebra de tu cabello era ajena.
Tantas ansias de acabar contigo en un segundo o eliminar a la razón de tu delirio, estaba en el más puro de los infiernos pidiendo clemencia para dormitar en ese lugar eternamente, prefiriendo sofocarme en un calor asesino que en tu ignorancia hacia mi, no sabes qué tortura es morir otra vez.
Pero es justo que vivas tu pequeño paraíso, yo ya viví el mío contigo aunque duró menos de un respiro pero es lo único que te agradeceré, lo único que hiciste por mi en esta vida.
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