En el límite
Se siente como cuando el efecto de la anestesia se va acabando poco a poco y un dolor punzante empieza a brotar desde lo más hondo, desde cada célula del cuerpo…así se siente y yo… yo quería volver a tener 8 años y no acordarme de nada, ni tener consciencia de lo que hacía o decía.
Ya los días empezaban a ser locos, esta ciudad con su disparatado clima, y las noches con viento frío ya llegaban y eso me encantaba… cuento los días de usar bufandas y abrigarme en mi cama cuando vaya a dormir.
Sinceramente, he perdido un poco la hilación y ya ni recuerdo mucho como solía escribir… esto de empezar a ser independiente me tiene un poco idiotizada y reticente, ¡diablos!... bueno aún estoy tratando de cogerle el truco y acostumbrarme. Me pesaba no dedicar si quiera dos minutos a sentarme y vaciar un poco la mente de tanto problema, sentimientos revueltos, tristezas y presión.
Siempre decía a todo mundo que haría lo que fuera, que siempre destacaría, que no se arrepentirían de elegirme o de contar conmigo…palabras… ¡palabras!, la verdad que aún sigo teniendo unos 8 años, no me gusta hacer algunas cosas que me dicen que haga…. ¿rebelde?, conceptualícenlo como más les plazca.
Ya no hay tiempo ni de dormir, he perdido todo contacto con mi antigua vida social y la verdad que no me afecta, es curioso sentirse veterana por momentos, pero muy pocos encuentran el significado positivo de estar un fin de semana en silencio y relajada en casa, descansando, alejado de bullicios, escenas de chicos ebrios, canciones con letras estúpidas, lascivas y sin sentido a un volumen extraordinario… no creerían qué tipo de música tengo de fondo ahora.
La voz que tanto me gustaba escuchar me alteraba y enardecía, el roce de piel, aquel perfume… llega por momentos con esas brisas frías que son características ahora por las noches. La guitarra ha seguido colgada en mi pared por meses… años… mi guitarra… creo que habré olvidado algunos acordes, ¡qué fastidio! Mamá fue a un velorio, papá a sus acostumbrados sábados de aventura con amigos, mi hermano en su mundo burbuja y yo… yo no tengo la menor idea de dónde estoy o quisiera estar en este momento… aunque sólo se me viene la imagen y la sensación del olor del mar salado en la noche, una fogata entre dunas y marshmellows derretidos.
La pesadez cae sobre mis párpados, tengo escalofríos y no quiero que el lunes llegue… los días pasan y ahora son rutinarios y más sedentarios de lo que quisiera, extraño la adrenalina en la que sucumbí por un mes… es el precio de hacer lo que quería hacer, pero hoy pretendo desvanecerme y ser aquella persona bohemia, excéntrica e imaginaria que amo ser cuando estoy sola… seré al menos por unas horas lo que quizás renuncié a ser hace algunos años. Qué importa… sólo faltan dos horas… ya se acaba el día y mi sueño.
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1 comentarios:
La siempre dificil transicion entre lo q era y lo q es ahora. El tiempo pone las cosas en su lugar, solo hay q tener paciencia. Q bueno q sigas escribiendo!
Besos.
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