A midnight chant


I remember having this memory as a kid, going in a family trip to the mountains, it was getting dark and my dad’s car broke in the middle of the road. After waiting for some hours this man passed by driving a big truck, he pulled over and offered some help. While the old man and my dad were trying to fix the car, I sat some meters away from them and got distracted by the beautiful sky full of stars… it was simply stunning, it was mind blowing the endless amount of those tiny lights hanging in the dark and I could say I never saw anything else that would make me feel mesmerized… that was until I found something else that could be even more beautiful than that.
I cannot even pretend to use words to describe something that sublime, I can just say that every time I get to see it, there is this sensation of calm, peace, joy. It attracts me like a bright light trying to show me the way out of a long dark tunnel. I would say, with no shame whatsoever, I became addicted to it.

A caress that feels like rain on your face while you walk in the forest in a summer day, a look that resembles the full moon reflected on the ocean and makes you wander in it, a laughter that recalls a soft melody, a voice that makes you fly higher than any drug… everything comes together and all my old memories seem so little, missing that doze of rush that goes all over my body and I can feel it in every cell, makes me go insane, craving for more. It takes its time, like the sun when sets in the horizon very slowly and it paints the sky with this magnificent colors.

I attempted to close my eyes for a brief moment and immediately got dragged by my imagination to astonishing places and it does not matter where it takes me, I feel that presence and makes me jump to the next scenario making a huge effort to reach it, to get a piece of that soul that will heal my broken being.

Now I will just lay down in the dark while I hear a river flowing, some flutes in the background and let my loneliness to keep playing tricks in my mind.

My old dark friend





When kids we used to be scared of the dark, thinking we could find our worst fear and will be eaten  in our sleep… now as a grown up I think of the darkness more as an old friend that was always waiting my come back.

For so long I have been dealing with monsters, ghosts, scary thoughts, people leaving, friends dying.. I have been heartbroken endless times and yet all that brought me back to that little corner next to my bed with a clear view of the sky thanks of a convenient window above me.
When I used to be in complete silence, learning to deal with the unknown and a mental blindness, the fact you could get a glimpse of light seems like a hallucination… but there I was, walking towards that oasis, not caring if it was real or not, it was just damn beautiful to let it pass.

I draw into that deep, deep ocean, swimming and for the first time I found my north. You should have seen it, so beautiful, so peaceful, so fulfilling…so perfect. Every word coming out sounded like the most hypnotic melody that will attract me to him, got lost into those eyes, got drunk with that pure soul. I was finally leaving that old dark friend without knowing it was giving me just a break.

As someone that finds writing so cathartic, this …I cannot describe it and I even hate myself for not being able to express with words what it is just the most beautiful essence of someone…their soul, that part that was never touched by anyone so far.
You could not see what I did, just an ocean of confusing emotions fighting at the same time, a hurting heart, a chest with so many scars… yet I wanted to mend all of it and I just attempted to give (ironically) the most messed up part of me I had at the moment but yet the most valuable…my heart.

Endless nights, songs made with laughs, unspoken words replaced with smiles, tender looks that surpassed distance and time…. oh time! another relative concept. Our brains had no words in this because it was beyond their logic. How do you expect me to summarize in one word or phrase so many emotions and sensations playing together like butterflies in an open field?

Again that dark corner was just giving me a break, the high, that sublime state of mind was burst like a fragile bubble, and here I am back to the same place I started. Oh darkness my old fella,  you always knew I was coming back to you…but one day, one day you will have to st me free and feed yourself of someone else’s life. Will I go back to that oasis? Will my star shine again in that infinite sky? Will I surrender if I ever hear another saxophone solo? Will I ever slow dance with you?             

Azul




En una hora específica, un día cualquiera, el ruido bloqueado a propósito y las pocas personas que iban en dirección contraria solo formaban parte de un fondo borroso que no podía suprimir.

Una especie de agujero negro iba succionando todo recuerdo, no había dolor… no había sensibilidad, de alguna manera fotografiaba pequeños cuadros que paralizaban la vista tan sólo por tener una prueba que no estaba soñando como cada noche lo hacía por no poder conciliar unas horas de sueño.
La madera crujía debajo de mis pies, cada pocos segundos tomaba una bocanada de aire frío para poder seguir, más allá no se distinguía un final … y yo seguía caminando despacio, insegura, perdida, absorta.

Ciertos ritmos me llevaban a un sitio nuevo y aleatorio que pretendía explorar quedándome quieta, mis ojos barrían con cada detalle y una belleza que se mantenía escondida se asomaba descaradamente y me congelaba.
Eran tiempos de guerra, batallas que parecían infinitas y yo esperaba presenciar a la muerte inminente pero tan sólo había llanto ahogado, cabezas bajas y tantos soldados heridos que eran pequeñas piezas de cristal imposible de unirlas impecablemente en un todo de nuevo.
Debajo de esas tablas de maderas se extendía otro infinito intimidante y yo seguía caminando manteniendo la vista hacia el frente y no sentir vértigo o quizás las ganas de saltar hacia ello y perderme adormecida.

No quería regresar y la noche abría sus fauces mortales hacia mí pero no tenía miedo, ¡llévame! Sentía algunas miradas curiosas que me seguían, melancólicas, y yo sentía la cara desencajada y la mente nublada, sin saberlo siempre estuve yendo directo hacia ella, esa nada oscura y poderosa… no seas cobarde – me repetía una y otra vez –  de pronto se sentía más acogedora, sin reproches, no había expectativas… poco a poco dormía cada sentido e iba cayendo, suave, lánguida, rendida.


Aquella historia nunca contada









Allá tan lejos donde solo se sentía un infinito vacío y el color no existía, tan vasto para estar desierto, la divinidad se decidió por adornar el firmamento… empezó con una estrella dorada enorme que le daba calidez y color, la bautizaron como Sol… pero decidió tener un compañero pues se cansaba de brillar todo el día y se preguntaba cómo se veía todo antes de su presencia… y se creó la segunda perfección, era hermosa, redonda como Sol pero más pequeña, agraciada, con un color elegante, delicada y a la vez poderosa, reflejaba por el contrario un color diamante, cegador pero locamente atrayente para cualquiera que se atreviera a mirar, imponente y relajada…decidió llamarse Luna.

Quiero contar un secreto, una historia de aquella luna.

Sin pretender restarle el protagonismo a Sol, el cual se enamoró perdidamente de aquel diamante plata, ésta se lleva el papel principal del relato ahora.
Luna sabía de la admiración radiante del otro astro rey pero sabía que nunca podría haber una sintonía… Sol salía de día y Luna de noche. Ella paseaba por el cielo ennegrecido, desfilando y derrochando su hermosura, presumiendo, sintiéndose altanera dueña y señora de la noche, muy segura, controlando todo… pero no era más que un antifaz, la imagen que los demás planetas a su tiempo le construyeron como mitos, considerándola inalcanzable y prohibida.

La verdad es que Luna en el fondo solo reflejaba luz, pero no brillaba por sí misma, se cansaba cada noche de pasear, de buscar algo más, alguien con quien jugar en la oscuridad, con quien hablar,  quería compartir su luz, estaba sola y triste, ya no era altanera y orgullosa, era temerosa y estaba aturdida, hostigada, rendida… ella se apagó.
Se la buscó por todo el universo, eternidad tras eternidad, en alguna otra galaxia, en algún sueño, en algún rincón…ella no apareció.

Una de las tantas noches algo parecía diferente, fuera de lugar… la presencia de algo extraño… ¿un sollozo?... ningún planeta había escuchado ese ruido antes, era extraño, doloroso, amargo, oscuro y… ¡allí estaba! Cerca de un agujero negro Luna buscó un sitio donde podía esconderse y encontrar alguna razón para volver a ser la de antes pero no había nada…solo ese agujero que la llamaba, que la iba absorbiendo… Luna antes de entrar miró atrás, cómo todos los astros la miraban con asombro y dolor, pidiéndole regresar…y entonces pasó, en algún rincón de su cuerpo plata un pequeño brillante en forma de diamante caía y resbalaba… era una lágrima, de las más brillantes y hermosas cosas que se haya visto jamás, tan pequeña y fuerte por cómo se rehusaba desprenderse de Luna, estaba también algo perdida y cuando llegaba al borde de tocar el cielo vacío, esa lágrima flotó con gracia y emanaba una pequeña luz, aun un poco tenue pero suficiente para alumbrar el rostro de Luna y en esos pequeños segundo todo cambió… ella encontró aquello que tanto buscó, aquello que tanto anheló, ese pedacito de luz que estaba a su lado fiel y firmemente… ese pedacito de creación lo llamó Estrella Brillante.

El tiempo pasaba, Luna y Estrella eran inseparables, eran una perfección celestial que combinaban impecablemente, ella volvía a ser elegante y feliz y Estrella brillaba con ella, por ella, para ella… no se podía esperar para que Sol relevara su turno y salieran aquella pareja que mantenía la armonía del universo en otro nivel, cuando sonreían había colisiones de destellos plateados y pequeñas estrellas aparecían como lluvia a su alrededor.
Un día tuvieron que cambiar su órbita, ya no coincidirían por un tiempo, solo un pequeño tiempo, pero se juraron amor celestial eterno y vaya que ese juramento era el más honorable por esos lares.

El tiempo pasaba y sus órbitas iban acercándose más, se mandaban pequeñas estrellas fugaces mensajeras para no extrañarse tanto, para sentir la presencia del otro, para poder ver el destello enamorado que aún alumbraba el cielo en rincones diferentes… “Espérame mi Estrella, la distancia se va acortando, no desesperes, no llores, quiero brillar contigo de nuevo…te mando un pedacito de mí en este mensaje para que me sientas cerca”… ése fue el último mensaje rescatado de Luna antes de aquel día… aquel bendito día.

Ya se imaginan el espectáculo de luces y chispas en el esperado reencuentro de Luna y Estrella, todo volvía a su normalidad, bailaron todo lo que pudieron, desfilaron juntos por cada rincón del universo, se abrazaron tan fuerte, que el choque de sus cuerpos parecía minimizar por mucho al astro rey y lo hacían insignificante y para nada imprescindible.

No todo fue algarabía y jolgorio en las noches celestiales, de vez en cuando Luna y Estrella hacían pequeños giros en sus recorridos, habían roces, choques, alguna que otra incidencia que se tornó recurrente y dolorosa, Luna en algunas ocasiones volvía a aquel agujero negro donde había aparecido el amor de su existencia astral, se escondía y lloraba pequeñas estrellas que se dispersaban y se volvían extenuantes, Estrella dejaba de brillar algunas veces y cuando podía se metía entre las nubes de la Tierra a dormitar y olvidar… ¿era posible que la Luna desapareciera?, ¿el universo otra vez se volvería infinito y vacío? ¿las estrellas se mudarían? Todos tenían filas de preguntas, todos querían respuestas, apuestas a uno y al otro, se formaron grupos divididos y pesimistas… eso no importaba… Estrella existía por Luna, Luna había brillado de nuevo por Estrella… era el momento.

En una de esas noches de caminatas y recorrido habitual se encontraron, ella tímida y triste se acercaba poco a poco esperando con locura ver un pedacito de luz de su amor, él confundido y temeroso pero ni así resistía la fuerza de atracción de su luna de diamantes.
-          Estrella… hola – su voz temblaba
-          Buenas noches de nuevo Luna – trataba de mostrarse implacable
Luna no pudo contener aquel cosquilleo que causaba su voz melodiosa y grave, chispitas brillantes salían a su alrededor y trataba de mantener compostura y elegancia… vamos, en caso de querer atraer a tu estrella de vuelta, no es que la postura ayude mucho ¿verdad?
-          Estrella, te siento lejano… cada vez más, ya no brillo como antes, ya no jugamos más, y hay otras estrellas plebeyas que se quieren parecer a ti… no me confunden, tú apareciste porque te llamé con mi corazón, tú naciste de mi anhelo… te materializaste cuando estaba a punto de perderme en la mayor oscuridad, me hiciste una luna más linda, más elegante, más fuerte…me hiciste…una “Luna Llena” y siempre fuiste la estrella más hermosa y especial que me acompaña cerca de mi alma… vamos, acortemos nuestro recorrido, borremos unos años luz entre nosotros, somos creación pensada, perfeccionados en la belleza de nuestra existencia y nuestro amor… nuestros caminos chocarán de vez en cuando, pero podemos aprender a convertir esos roces en caricias, en danzas, en luz, nuestra fuerza terminará atrayéndonos, nuestros rostros vuelven a juntarse, no tengas miedo de viajar por este cielo oscuro, ¿ves qué bonito iluminamos todo esto?, no tiene gracia pasear por aquí sin ti a mi lado… encontré mi significado contigo… mi ser está completo ahora que también veo brillar tus ojos.

Luna sentía una leve quemazón en las mejillas y un cosquilleo en el estómago. Nunca había hablado así a Estrella delante de todo el mundo… literalmente. Ella sólo dijo una cosa más que según se cuenta fue más o menos así: “Estrella… MI Estrella Brillante… mi pedazo de alma convertido en amor, mi refugio, mi compañía, mi felicidad, mi amor… ¿Quieres volver al costado mío y seguir viajando al infinito por más eternidades sin contar?

Estrella Brillante miraba a su milagro de amor de una manera estupefacta, con los ojos bien abiertos y con una ansiedad loca en el corazón saltando a brincos. Sus labios temblaban y estaban a punto de responder aquella pregunta…

Tedio

Sentada en el mismo escritorio de todos los días, afuera no se veía más que neblina y el reloj terminaba por colmar mi paciencia por su parsimonia al avanzar.
El pecho se sentía como un pedazo de papel muy frágil a punto de romperse en cualquier segundo por los tumbos que provocaba la impaciencia y el miedo a perder el todo.

Sentía que mi ser estaba en otra dimensión muy, muy alejada... Si pudiera, volvería a darle el beso más largo y tierno... como aquellos que solía darle en los últimos días... aquellos que siempre se quedaban impresos en sus labios y su corazón... yo no me he ido de tu lado.

Tenía millones de sombras y diablos volando en mi mente, parecían festejar una muerte pronta, ya anunciada. Varias tazas de té caliente para apaciguar el frío intenso que hacía aquí y para calmar los miedos y la ansiedad no servían ya de nada... punzadas extremas en la cabeza y un líquido frío que bajaba desde la nuca por toda mi espalda... Dios no permitas que sea cierto.

Se oían susurros entre aquellas paredes, voces que no dejaban de gritar, carcajadas oscuras... ya todo iba a desaparecer, un solo dolor, un solo tirón... quedaría alguna cicatriz? 

Beso al aire





Una brisa que estaba perdida regresó a algún rincón de mi memoria y trajo con ella el suave tacto de unas manos tibias rozando mis mejillas y mis manos, el aliento convertido en palabras suaves a mi oído y la energía de un cuerpo al costado del mío.

Un círculo gigante de color naranja se asomaba a las grandes puertas de vidrio, volvía toda la habitación de su mismo color y la llenaba de tibieza… yo reposaba en caricias y miraba sonrisas que me estremecían.
Una estación de radio no olvidada pero reservada, la estaba desempolvando con cariño… el calendario en la pared reposaba con temor y estaba tachado sin piedad por alguna fecha que se esperaba con ansias inconcebibles…y yo seguía disfrutando de un alma plena.

Los relojes no tenían ningún significado y estaban todos desconectados, el tiempo era relativo y poco importante… aquella mirada estaba sobre mi y perdí toda consciencia de lo que sucedía en aquel momento. A través de la ventana no se podía mirar nada más que el sol ocultándose porque se sentía opacado y avergonzado que no era el centro de nuestro mundo.

Yo sentía la suavidad de la línea dibujada en su espalda y la recorría una y otra vez pensando que me llevaría a algún lugar secreto que no le había conocido aún… mi cabello parecía una cortina que rozaba sus mejillas y le hacían cosquillas, la mirada la tenia fija y perdida… sabrá él y Dios que pasaría por su mente en aquel momento.
Al fondo, había pequeñas luces que parecían luciérnagas flotando, se veían curiosas por cómo se movían o era mi delirio que las cambiaba de lugar. Mientras me perdía en aquel show, un beso tibio y decidido erizó la piel de mi cuello y me despertó de aquel sueño para sumergirme en otro.

La quietud de la noche recién nacida me hizo irrumpir el vaivén de aquella serenidad placentera y sólo salieron dos palabras de mi boca que nunca llegaron a ser cuatro porque mis labios fueron interrumpidos con otros y terminé siendo arrastrada a una caída libre infinita entre roces y cuerpos estremecidos.

El cielo iba poniéndose sus infinitos collares de perlas y perdí la cuenta, mi corazón se detenía suavemente y mi cuerpo seguía atraído a aquel perfume… me aseguré tomándole la mano y le dije: “ve mi amor… llévame a la estrella más lejana”.

Going nowhere





Era aquella época donde el sol se rehusaba a ocultarse antes de las ocho, por fortuna esos días sofocantes de calor ya se estaban acabando y abrían paso a las noches  frías de lluvias que venían de la mano con rayos y truenos que me provocaban un estremecimiento inconsciente.

Acababa de llegar al lugar de siempre, de todos los días a la misma hora, buscaba un cambio en el timón entonces decidí cambiarme y salir a buscarle… tenia la suerte que siempre estabas en donde quiera que yo miraba…
Distraída de la manada de autos estaba envuelta en mi decisión de buscar mi sosiego y sin darme cuenta cruzaba ya el puente  por encima del río, sentía unas gotas tímidas en mi rostro y no quería imaginarme lo que ello significaba.

Había un presentimiento y resolví por regresarme al inicio del puente y tomar el caminito delgado que me dirigía a un viejo banco que yacía cerca de la orilla, los arboles estaban dibujados por toda la cuenca del río y se escuchaba como ese mar helado rozaba con las piedras y tocaban esa melodía de melancolía.

Pretendí ser una refugiada de la inminente lluvia bajo esos árboles gigantes mientras estaba sentada esperando a un milagro, miraba el reloj en mi muñeca y ya eran casi las seis y media pero el cielo tan claro como un mediodía. Cerré los ojos por un momento, relajando los músculos y sintiendo una tímida brisa fresca que tenia olor a tierra húmeda.
Sentí una gota recorriendo mi mejilla hasta mi mentón pero muy segura de que no yo no estaba llorando, entendí que la tormenta ya se acercaba… y entonces sentí una presencia pero resolví seguir con los ojos cerrados y esperar que sucediera cualquier cosa.

-Tanto tiempo sin verte – la voz fue dulce pero sentía un toque de excitación en cada palabra.
- Sabía que me encontrarías… -  seguía sin abrir los ojos pero una sonrisa se me dibujó en un costado.
Lo siguiente fueron aquellos dedos delgados tomando mi cabello a un costado de mi hombro y sentí unos labios tímidos en la parte de mi cuello descubierto… no sé si se me erizó la piel del frío o por el toque, aunque prefiero lo segundo y la sonrisa completa apareció.

-Te eché tanto de menos… nunca dejé de caminar hasta encontrarte y tu aroma me atrajo a ti finalmente. ¡ja! Pequeña creíste que escaparías de mi… hermosa ilusa. – él se dio la vuelta y se sentó al otro extremo del banco ya húmedo.
- ¿por qué iba yo a querer escaparme? Si me encontraste fue porque hice bien en dejar un rastro mío en todo lado y que tu corazón supiera reconocerlo donde quiera que tú fueras, tonto… - finalmente abrí los ojos y mi pecho se encogía al ser aquella destructora sonrisa típica de él, lo primero que vi.
Sigilosamente se acercaba más y más y yo me sentía como la primera vez que nos tomamos la mano en una  noche fría. – Nunca más te atrevas a separarte de mi ¿me oíste? – seguía sonriéndome y se le dibujaron esos hoyuelos de niño en las mejillas y yo bajé la mirada porque simplemente no soportaba no corresponder a esa expresión.

Él cogió de mi mentón y me alzó el rostro, nuestras miradas se encontraron y sucedió aquello que no veía hace infinitas lunas… él tenía esa mirada… ¡Dios esa mirada! Siempre inclinaba su rostro un poco, tenía una pequeña sonrisa y sus ojos brillaban  más que cualquier diamante, yo quedaba atrapada, veía mi reflejo y simplemente enmudecía…
Sentí su respiración cada vez más cerca y pasaba sus dedos por mis labios como si quisiera recordar a que se sentían… yo no sentía más que sus caricias y el estar ya bastante empapada había  pasado a un segundo plano.
-vamos, hazlo, ha pasado tanto tiempo… - quería decírselo pero no salía palabras de mi boca, aunque creo que leyó mi mente porque lo siguiente que sentí fue la tibieza de sus labios contra los míos… y la magia sucedió de nuevo. Una corriente pasó por cada rincón de mi cuerpo que sería inútil tratar de limitar con palabras… los siguientes segundos, minutos, horas, creo que transcurrió una eternidad completa porque todo se detuvo y nada más ocurría más que él besándome, yo sosteniendo su rostro con una mano y la otra le daba el encuentro a su mano y se la ponía en mi pecho para evitar que el corazón diera un salto y escapara de donde estaba.

Sentía un recorrer de caricias por mis hombros, mi cadera, mis piernas y yo no paraba de corresponderle el beso y decirle al mismo tiempo lo mucho que lo necesitaba, el saborear de nuevo sus labios, el temblar con su toque y el encontrarme en su mirada…
De pronto sentí que se apartó de mí y con sus gestos parecía que me dijera… -¿qué pasa mi amor?... ¿por qué mi miras así…?
-Fue bueno volverte a sentir… nunca me fui ¿lo ves?... tienes un poco más de mi ahora para que sigas recordándome.- y al siguiente minuto el ya no estaba más… en ese banco mojado solo quedaba yo y mi alma escapando.

Eran las siete de la mañana, abrí los ojos, me senté al filo de la cama y me di cuenta que seguía con la misma ropa con la que llegué a casa de aquel lugar de siempre… nunca había llovido, todo seguía igual, caminé en mi ruta diaria por aquel puente y vi al banco viejo yaciendo y con ninguna señal de humedad ni de que alguien lo hubiera ocupado en mucho, mucho tiempo. Al menos fue un hermoso sueño… al menos me quedó el sabor de él en mi… al menos.

De aquellas noches



El patio que estaba en la parte final de la casa donde he vivido casi toda mi vida, no había manera alguna que me encontraran ahí, el suelo estaba iluminado como nunca, caminé como hipnotizada y me recosté en la pared, los brazos cruzados, un aire frío que me despertaba, un par de nubes color ámbar, mi amiga de siempre por supuesto y silencio… nadie se percató que estaba en mis momentos bohemios de perderme en fantasías, sueños o como quieran llamarlo, es decir, lo mismo de siempre: mirar al cielo y ponerme a pensar, costumbre que la daba por perdida pero creo que la retomé en el instante preciso.

Hasta hace meses no me preocupaba por echarle una mirada atrás a lo que me había sucedido, no había ni un torcedura en el camino, seguía igual de tranquilo, un poco rutinario podría decir y si miraba hacia delante podía apostar que seguiría así por mucho tiempo… pero aquí es donde digo que la vida puede cambiar de un momento a otro y lo único seguro a lo que puedes apostar es a esa milésima de segundo en el que estás respirando.
En una semana puedes terminar un ciclo, en un día tu mente puede volar a lugares menos pensados, en un segundo tu corazón puede sobreparar por una emoción fuerte y ésas son las que me gustan vivir, o al menos, me ocurren muy a menudo últimamente… sin entrar en detalles pero créanme, al sucederles una vez y sienten que son arrastrados por ese espiral de vértigo y ansiedad por algún motivo en particular, no sean cobardes y déjense caer… no sabes si pararás, puede que lloren, puede que rían, puede que simplemente no digan una sola palabra pero se sentirán plenos… es algo rarísimo pero nunca sabrán si aquel huracán vendrá de nuevo.

Una de las ventajas de haber vivido lo que he vivido, es que sé que mi libro tiene muchas hojas aún por ser llenadas… lo que me da curiosidad es el no saber si las llenaré en un año más o quizás un día… lo bueno es haber experimentado pero no todo, la ventaja de conocer la verdad de la gente pero tener un poco de ingenuidad, no sé si decirle ventaja pero el hecho de haber madurado rápido, aunque no tengo la menor idea de cuándo pararé, el ser intensa pero tengo tantas cosas por sentir… no sé, imagino que sólo es cuestión de esperar, por ahora sé que estoy en la cuerda floja y no tengo pavor de caer… no sería la primera vez… pensar que éste es un masoquismo justificado, creo que hay ciertos dolores que merecen la pena vivirlos, a veces redimirse es cuestión de caer en la cuenta que hay una realidad.

Lo que nadie entendía


Ya regresaban aquellos días de bohemia y tertulias sinsentido, e tiempo pasa rápido y llega a ser abrumante el torbellino que acababade destruir gran parte de mi estabilidad emocional… la poca que ya quedaba.

Habían astillas y vidrios rotos por todos lados, pedazos queaun juntándolos ya no serian el mismo jarrón. Como dicen “siempre quedará lamarca de que algo se quebró”.
Ha llegado el punto en que ya no me reconozco, tantas cosasque yo repudiaba y censuraba…y me convertía poco a poco en todas esas, o comocrudamente me lo dijo aquel, quizás yo ya había sido todo eso pero nunca caí enla cuenta.
Parecía que alguien más hubiera tomado control de mí yperpetró aquellas barbaries, pero no existía ente alguno que me hubieramanipulado. Tan solo espero algún día responder cuestionamientos y hallar elestado etéreo y neutro donde yo pueda regresar a lo que era.

Cosas nuevas e increíblemente placenteras en el más puro delos sentidos que me hacían dibujar imágenes de fondo con hojas de otoño y airefresco mientras sentía caricias en la espalda y un escalofrío delicioso acontinuación.
Un minuto en que todo se pone al revés y la noche reina enuna infinidad que llegar a tener un límite sintiendo que el fondo de ese pozotiene una fuerte carga contraria a la mía, inmenso imán que no dormirá hastallevarme al final.

Caminando llegue al punto donde el sendero se dividía encuatro direcciones, cada una con un letrero atrayente y persuasivo, solo atinoa estar sentada y contemplarlos hasta decidir cual seguiré, no hay marchaatrás. Hay que buscar que las cosas sucedan, pero también se dice que todollega a su tiempo y cae por su propiopeso… siento que muchas veces uno busca confundirse para justificar cualquierestupidez todo con tal de no perder el control.

Llega a inquietar el saber qué quieres y el qué puedeocurrir, siento el vértigo de contradicciones y sarcasmo. Ando aburrida dehablar conmigo y no tener crítica objetiva… los extraños no comprenden y dapesar contar la misma historia mil veces a mil personas y tener una solarespuesta predecible y lógica, puede que no todos encajen en mi anormalidad.

Monotonía que envejece mi ser vago y ermitaño, es comodespertar y darle “play” una y otra vez entonces los días y la vida misma sigasu curso natural.
Hace mucho que no me pierdo contando las estrellas, que nome sobrecojo por el frio, recién pude sacar algunas notas de su estuche y mesentía extraña, hace mucho que no sufro de afonía por tanto hablar, después demuchos años he tomado papel y lápiz y logro escribir algo que no sea un númerode teléfono y ya no he logradodesempolvar mi escalera a la luna para encontrarte con un astro brillante en lamano para mí.

Aún sigo mirando los anuncios en media pista, imaginare queya llego al final del espiral y caeré de pie en alguna calle de esa fría ciudada la que suelo escapar en momentosinoportunos.

All In




Es tiempo de regresar al viejo hábito de recorrer la memoria y seleccionar pasajes dignos de un recordatorio eterno. Menuda manera de terminar un año y empezar otro… es tan rico no saber qué pasará o a quién conocerás mañana…

Siento mi piel arder y refrescarse con el aire de la noche, no ando muy en mis cabales y puedo decir que la coherencia se me va escapando poco a poco sin importarme mucho la verdad. Siento tantas cosas al mismo tiempo que ya no puedo estructurar mis pesares, no diferencio placeres de banalidades. Así aparece alguien que puede hacerme volar por momentos… tan cobardes de seguir actuando como simples conocidos.
La inseguridad vuelve a ser parte de mí, la inestabilidad amenaza con volver y yo simplemente, ya cansada, me atrevo a sucumbir en sus brazos, ¡Dios sabe que es eso o volverme loca y arrastrar al resto en mi vórtice de rabia!

Sensación más excitante la de sentir una presión de agua fría rozándome la piel y dando pie a que mantenga el silencio e interprete cada gota que me hablaba y me tocaba.
Cierro mis ojos y dejo que mis manos solas expresen su voluntad rebelde y reprimida. La angustia de que puedo quedarme dormida a mitad de una ráfaga inspiradora, la zozobra de haber perdido “el toque”, la necesidad versus el poder…

Ahora cada día de la semana tiene la duración de un mes pero transcurre en menos de una milésima de segundo, algo ilógicamente sensato.
Tengo una sensación de amargura, de estar entre la espada y la pared. Tengo miedo de haber cruzado la línea de la estupidez y de estar convirtiéndome en algo que siempre aborrecí y renegué de ser. Últimamente estoy cuestionando a mi consciencia y mi moral, otras veces solo hago caso a eso de vivir el hoy, pero parece que lo he tomado muy a pecho.

Lo bueno de tener los “días contados” en ciertas situaciones, es que sabes que hay una fecha de caducidad para la calamidad existente y que de todas maneras terminará… pero aunque la ocurrencia del hecho se interrumpa, no quiere decir que será borrado del historial… en sí, hay terceros involucrados, afectados y podría decir que el de la herida más grave es uno mismo.
“Ahora es cuando puedes cometer burradas, aprender y seguir caminando…”, veo que las “burradas” a veces pueden tornarse feas y en problemones serios, “…vas a ganar más de lo que perderás…”, eso lo dejaré en tela de juicio, porque hasta ahora solo figura un gran déficit en mi balance.

Fue bueno aparecerse en un sitio donde se es un perfecto desconocido. Creo que exiliada hería menos y reflexionaba más. Aunque en mi monotonía pensé aún disfrutar del silencio y la soledad, pues me equivoqué. Tan sumergida estoy en mis tareas robotizadas que hago todo por inercia, como estar en automático y dejar que mi cerebro programado haga lo que tiene hacer cada día… ya estaba extrañando mi burbuja olvidada y empolvada… es bueno volver a ese pedazo de hogar etéreo.

Me acuerdo de aquellos días de verano cuando me amanecía jugando póker con extraños de cualquier parte del planeta… vaya adicción. Más o menos comparo lo que haré luego con mi vida a una partida de esas, acabo de recibir las cartas del dealer, al parecer es una buena mano y tengo varias jugadas posibles para ganar, así que sólo esperaré a ver que sale en la mesa para decidir qué carta mostrar primero y salga todo como lo voy maquinando. Tengo un buen presentimiento, aunque puede convertirse en un optimismo idealizado al cual sé que me aferraré. Como de costumbre, la probabilidad de que pierda la partida está latente y tendré que seguir apostando.
Esas situaciones en las que estás obligado a tomar una decisión en la cual vas a salir perdiendo porque es lo que te convertirá en “ganador” (aunque suene como antítesis), me provocan migraña y prefiero dormir para huir del debate. Algo inútil e infantil claro… al despertar el dilema seguirá palpitando aún más fuerte hasta que te haga perder la cordura y termines cometiendo alguna idiotez… algo más que seguro. “Sometimes I can think clear, and suddenly I don’t…”  que oportuna tonada la que acabo de escuchar.

Así como lo que sube tiene que bajar, así también lo que viene se va… quiero imaginar que al menos lo más importante permanecerá de alguna manera, por algún tiempo prolongado, eso me haría sentir mejor y me daría la expectativa de que no todo es en vano y está perdido.
No tengo la menor idea de cuándo volveré a caminar por estos callejones  con paredes impregnadas de historias, confesiones y algunas canciones. Quizás será un mejor tiempo cuando empiece a usar sobretodos y guantes, es más refrescante y reconfortante… por lo pronto empezaré con la partida de póker, cruzaré los dedos para ganar el pote y poder tomarme un vaso del mejor whisky.

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