Let it go


Solo quiero que seas feliz con o son mí, aunque por dentro mi mundo se caiga a pedazos y sienta que el alma se me va pero creí que era lo correcto, al menos eso pensé las últimas 24 horas después de todo el drama de la noche anterior.

Había algo que me estaba cegando a media noche que no me dejaba dormir, primero pensé que era todo el revoltijo que tenía en mi mente, después vi que era aquella luz blanca que siempre amé pero que, por esta vez, me atormentaba porque me obligaba a pensar en todo aquello que quería olvidar entre sueños… entendí que eso no iba a suceder.

Busca a alguien más, nada cambiará entre nosotros… ¡pura estupidez!, ¿quién te va a creer eso?... yo te pertenecía y tu a mí, aunque ya desde un inicio sabíamos lo que podía suceder en caso de no poder controlar todo lo que exigíamos a cambio el uno del otro, no sólo me refiero al placer, sino también al simple hecho de poderte mirar a los ojos toda la noche, apoyar mi cabeza en tu pecho y escuchar tu acelerado corazón, el oír tu voz hasta que quedara en mi subconsciente o sentir tus brazos alrededor de mi espalda protegiéndome de toda duda de si quererte o no, ¿ves a lo que me refiero? ¿Cómo diablos supones que eso es tan fácil de dar a alguien más de la noche a la mañana?, está bien, admito que tengo parte de la responsabilidad pero pensé que era lo mejor, ¡odio la maldita duda!

La cama estaba muy caliente, es lo mismo cada verano infernal, el ventilador giraba apaciguando un poco el bochorno, las almohadas parecían trabar mi intento por dormir un poco y dejarme ir aunque sea por unas horas lejos de ti y de mí misma también, las estrellas parecían miles de diminutos ojos mirándome, observando cada movimiento, cada respiración, cada gesto de mi rostro… como si estuvieran a cargo de hacer que el remordimiento estuviera durmiendo conmigo esta vez y no tener paz, la música seguía retumbando en mis oídos intentando enmudecer a mi cerebro… y pensar que lo único que quería era que fueras feliz… pero veo que será a costa de la mía, entonces te esperaré sentada en el borde de mi cama a que me hables al oído y me perdones.

Seguidores

Datos personales

Con la tecnología de Blogger.