Memorias en pasarela



Y en mi mano tenía un puñado de miles de millones de granitos de arena, tan infinito que ni lo que me quedaba de vida me alcanzaría para contarlos sin olvidarme de alguno de ellos, así me sentía, como uno de esos diminutos granitos que no sobresalía del resto… tan igual como los demás…

Entonces veía como la vida pasaba ante mis ojos y yo muy tranquila sólo respiraba y pestañeaba queriendo pensar en algo, cualquier cosa, lo que fuera… pero mi mente estaba así como vacía o quizás muerta por aquellos instantes, veía una mujer que jugueteaba en el mar con su esposo, su novio o algún amorío de verano, disfrutaban como si fuese la primera vez que llegasen a ese lugar; más allá un papá que sostenía a su pequeña quien temerosa se preguntaba dónde terminaba el océano porque sus ojos no la dejaban ver más; a mi costado dos muchachas que charlaban animadas fingiendo tomar el sol a pesar que éste se escondió tras unas grises nubes aquella mañana… y yo… yo sólo seguía mirando y obligando a mi cerebro reaccionar.

Venían recuerdos de infancia lejana, de gente que ya no está más, de algún amor que podría ser pero las circunstancias lo impedían, recuerdos de risas eternas y de llantos enardecidos, de días soleados cuando pescaba con papá, de noches que prohibían averiguar lo que escondían con recelo, recuerdos de ver como el sol se ponía en la playa y en la noche la clásica fogata, de muchos “te amo” que fueron reprimidos o no tuvieron respuesta pero olvidados y enterrados al fin, de miradas envidiosas o despectivas, recordaba aquellos amigos que ahora tienen un vago recuerdo de mí pero al menos algún recuerdo, de aquellos con los que nos juramos una amistad eterna e indestructible pero que de la noche a la mañana pasaron a ser eso… recuerdos que se refrescaban por algunas cartas escritas y fotos donde aparecíamos juntos… aquellos que siempre prometían romper la ingratitud y vernos algún día… ¿llegará ese día?, recuerdos más frescos de salidas nocturnas y algunos viajes con aquellos que siguen frecuentándome en los cuales nos sentíamos muy emocionados porque nos amanecíamos conversando tirados sobre los cojines en el piso de la sala de una casa sólo para nosotros… de bailes fantásticos y alguna que otra borrachera que salía de la nada y nos quejábamos al día siguiente por el dolor de cabeza y prometíamos no volver a beber (promesa que no duraba mucho), recuerdos de los nuevos amigos y la pregunta de saber cuánto duraría la amistad con ellos… ¿se podrá prometer el “juntos para siempre” de nuevo?, no lo sé, imágenes de confesiones, mentiras, lágrimas, carcajadas, abrazos, besos, de mañanas donde las clases de 3 horas parecían un año, días de locuras, de vagancia, de rebeldía… lo que no recordaba fue cuándo empecé a madurar, algún momento determinante… no, no lo hallaba, pienso que quizás fueron muchas cosas que marcaban el crecer de vez en cuando y no lo sentía, dejé de pensar en hadas y unicornios y la vida se tornaba más real y me asustaba, a qué monstruo tenía en frente… pero estoy sin espada para defenderme, me siento vulnerable a veces y tan sólo quiero volver a la edad dónde me emocionaban los circos y los algodones de azúcar, encuentros con compañeros del jardín o de la primaria… nos quedamos mirando tratando de recordar cuándo fue que nos conocimos, pero seguimos de frente… indiferentes, por momentos algunas canciones que escuchaba me traían recuerdos de viajes o lugares específicos, la sensación de estar ahí de nuevo y las ganas de quedarme ahí… cómo va pasando la vida y uno no lo siente, momentos que quedan como cicatrices que tratamos de borrar de mil maneras pero no podemos y siempre te van a recordar cómo fue que aparecieron… cómo va pasando la vida y queremos trazar todo un futuro lleno de planes utópicos o mediocres sin saber a ciencia cierta si es que llegaremos a realizarlos o estancándonos en cosas pasadas que no nos dejan avanzar a veces por capricho de no olvidar y dejar ir… ¿y dónde queda el presente?, dicen que el presente quizás no existe, lo comparan como un punto sobre el que estamos parados un instante y desaparece tal cual transformándose en pasado, cada palabra de este relato se convierte en pasado cada segundo, entonces estamos como en el limbo… ¿cómo se hace eso de “vivir el presente” si dura menos que un segundo?... no lo entiendo y no pretendo enredarme en filosofías ahora, quiero seguir recordando… ¿cómo es que he vivido hasta ahora?, ¿qué quiero y qué no?, ¿qué voy aprendiendo hasta hoy?... ser consciente y realista duele a veces, enfrentar situaciones, personas, emociones nuevas, cosas que nunca pensaste hacer o escuchar quizás te dejan fuera de lugar por momentos o días enteros, ahora que sigo recordando parece que voy sintiendo el remordimiento por callar o dejar de hacer algunas cosas, también por hablar de más a veces, por ser muy optimista en algunas ocasiones o muy pesimista en otras, por no hacer caso al famoso: “no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”, por haber sido muy dura conmigo y muy flexible con otros… pero también puedo sonreír por haber ayudado queriendo o sin querer a alguien que sólo necesitaba ser escuchado, por haber encontrado gente increíble y saber dejar ir a los que no valían la pena, porque he sido feliz en muchos momentos, porque soy firme si algo no me parece bien, porque puedo saber mucho mirando fijamente a los ojos de una persona, porque no recuerdo cuando empezó a gustarme el desvelo a causa de algún libro, porque puedo expresarme mucho escribiendo y nunca me cansaré de hacerlo… eso espero… recuerdo palabras fuertes que me hicieron llorar y madurar de golpe a veces, también me siento extraña porque hoy pude haber salido con cualquier amigo y hacernos los bohemios, como muchachos de nuestra edad pero, sin embargo; estoy sentada escuchando música suave y escribiendo cosas que no a muchos le podrían interesar y yo no tendría porqué publicarlas pero lo hago y me siento bien, liberada, como si saliera de un confesionario quitándome lo que mantenía retenido en mi alma, puede que dentro de unos años vuelva a recordar como lo estoy haciendo hoy y piense que no disfruté como debí hacerlo o por lo contrario, que supe aprovechar el tiempo, puede que si llega aquel futuro piense igual o sea una persona completamente distinta y preguntarme: ¿qué sería de mí si hubiese hecho o no tal cosa…?, pero de todas formas esa pregunta no tendría respuesta, el “hubiera” es algo que jamás se podrá saber…

Del futuro me encargaré otro día, cuando éste llegue y sea entonces “el presente”, suena tan confuso o complicado… pero ¿quién dijo que la vida es lo contrario?, una vez leí en algún lugar una frase que decía que lo interesante de la vida era que no tenía algún sentido, muy cierta creo yo, lanzarse a la aventura de no saber si despertarás mañana, de no saber lo que harás hoy y no repetir lo que hiciste ayer, le da un toque de magia, incertidumbre e imaginación para que al final uno pueda contar su vida como un cuento o una película de acción, drama, comedia, de fantasía también… todos tenemos nuestro libro que se va llenando y ampliando cada día que podemos respirar, un libro con errores incluidos que no pueden ser borrados pero pueden evitarse en las páginas siguientes, un libro con imágenes, melodías y videos, que nunca se maltrata y puede ser tan extenso como lo desees, quizás con algunas hojas en blanco que no pudiste rellenar en su momento, donde puedes anotar consejos, experiencias, deseos… es tu libro… tu vida.

Increíble como pasó el tiempo, el recordar me llevó algún par de horas, el escribirlo más que eso, dejo varias cosas en el tintero aún, cosas que mejor quedan conmigo por el momento y quizás más adelante me atreva a revelar, me siento bien ahora… creo que es momento de ir a dormir.

Existiendo sin vida




La luz del día se apagó y la noche cayó sin piedad, los enamorados salen y buscan esconderse en algún rinconcito de cualquier calle para prometerse estar juntos por siempre y sellar el trato con un beso… yo sigo escondida entre algunas flores que hay en el jardín, sollozando de vez en cuando y extrañándote cada vez más, tan sólo fue el primer día sin vernos, pero parecía haber estado en una mazmorra toda una eternidad, tu ausencia me hace mal, me pierde, me debilita.

Regresé en el tiempo hasta el día aquel que me dijiste que me amabas por primera vez, me citaste en aquel escondrijo del bosque que nadie visitaba ya, me cogiste la mano y sentí una corriente que invadía todo mi cuerpo, me sonrojé ¿recuerdas?, me preguntaste el porqué de mi rubor y yo tan inocente te dije una mentira infantil, me sonreíste sin creer lo que acababa de decirte y después de caminar algunos minutos sentimos que alguien lloraba sobre nuestras cabezas: la lluvia empezaba.
Te pedí regresar y tal vez otro día me contabas para qué me habías citado, pero no, dijiste que era algo muy importante que no podía pasar de ese día tenía que saberlo, me agarraste la mano con más fuerza y me guiaste hacia cualquier lugar para no empaparnos y esperar que parase de llover.

Vimos unos árboles que muy convenientes dejaban un sitio entre ellos y podíamos esperar allí, muy bien refugiados… a pesar que eran días de verano, el viento y la lluvia me hicieron temblar un poco, con miedo vi tu intento de abrazarme, como un niño temeroso de contarle la travesura hecha a su madre, me recosté en tu hombre sin querer y con tu mano hacías intentos fallidos de secarme el rostro… te miré fijamente… nunca me había percatado de la dulce mirada que tenías y el brillo aquel que podía hablar sin necesidad que abrieras la boca… - Te amo – Dios mío no pensé escuchar esas palabras de ti nunca, estaba helada, ya no era el frío ni la lluvia, fue el impacto de esas dos palabras de desmoronan a cualquiera, de pronto pensé que había quedado muda, trataba de decirte algo, lo que fuera, simplemente no podía y te besé… era como saborear el mejor manjar del universo, ibas despacio, disfrutándome, con tus dedos apartabas mi cabello y bajaban muy despacio hacía mi espalda dibujándome el cielo y el sol, tiritaba… pero me acercaste hacia tu cuerpo de manera que ambos nos dábamos calor ahora, mis manos alrededor de tu cuello no dejaban que tus labios se apartaran de los míos, parecías un náufrago en tierra nueva tratando de conquistar cada parte que podías y así fue, me tenías sólo para ti… alborotaba tu cabello y cada beso se prolongaba más y más… la timidez venía y desaparecía por momentos, me juraste nunca dejarme y que todos tus besos serían para mi todas las veces que yo quisiera, que tus abrazos serían mejor que cualquier abrigo, que tus palabras serían mejor que cualquier canción, que tu aliento sería mi oxígeno… ahora dependía de ti para vivir, tantas veces que negaba amar así pero tú eras ahora parte de mi.

Con las yemas de mis dedos te acariciaba de manera delicada, como si tuviese en mis manos el cristal más frágil, besé tu mejilla, tu cuello y me dejé caer en tus brazos, recuerdo que susurrabas a mi oído y yo tenía miedo de desfallecer en cualquier segundo por tanta ternura, pensé que no podría aguantar tanto pero te encargaste de mantenerme consciente.
Seguíamos sentados y te recostaste en el tronco de uno de los árboles que eran los únicos testigos de nuestro amor, me acosté en tus piernas y recorrías mi rostro con tus dedos y uno que otro beso para recordarme que todo era real… cogí tu mano sin mirarte y la llevé hacía mi pecho, donde estaba mi corazón a punto de salir, tu hiciste lo mismo y me di cuenta que los dos estábamos en el limbo de la emoción, sonreí y me arrullabas como si fuera un bebé que le había llegado la hora de dormir… amor y si me robo más besos tuyos... ¿estará bien eso?, te fijaste en mi de la manera más tierna y te acercaste a besarme de nuevo y así estuvimos un momento más… pensé que el tiempo se había detenido porque ya no sentía la lluvia caer, pero era que la misma había terminado ya y nos avisaba que debíamos regresar pronto… no quería, necesitaba estar toda la vida así contigo, sin saber de nadie más sin que nadie supiera de nosotros tampoco, perdernos todos los días en lugarcitos así y dormir bajo las estrellas abrigándonos con nuestros cuerpos… te amo, ¡TE AMO!... dijiste que todos los días tendrías que verte en mis ojos y divertirte con mi cabello mientras intercambiemos miradas, que mi perfume sería tu estimulante y en mis besos encontrarías tu mejor refugio y la calma.

Recordé aquel día como si hubiese sido ayer y mis lágrimas parecían la misma lluvia de ese entonces, pero eran gotas amargas que pretendían quitar lo último que quedaba de tu miel en mis labios… hoy fue el primer día sin ti y sólo Dios sabe cuántos más estaré llorándote y amándote hasta que decida reunirme contigo de nuevo, te extraño.

El boulevard...




Un lugar extraño y lejano, el mar se veía infinito y de un color turquesa que parecía una joya gigante.
Al borde de un muelle pretendía ser una desconocida más, y de hecho lo era, la gente no me entendía y yo tampoco a ellos… faltaba poco, la puesta del sol en aquel horizonte empezaba como un show de todos los días, muchos lo ignoraban y yo sólo había naufragado para disfrutarlo.

Tu rostro eclipsaba con los rayos naranjas que desaparecían poco a poco, nadie hablaba, estábamos sumergidos en nuestros pensamientos y vi una lágrima caer de tus ojos.
Sabía que no era real, pero quería regocijarme en ese instante como si lo fuese… por un segundo nuestras miradas cruzaron pero nos volvimos a perder, el aire alborotaba mi cabello y disfrutabas mirarlo así… ¿qué querías decirme?, no importa, sin hablar decíamos mucho, espera que la noche no llega aún y quedan unos minutos para seguir contigo.

Al fin me tomaste de la mano y sonreíste por primera vez en toda la tarde, aquel segundo se congeló y duró una eternidad, si quisieras que te describa lo que sentí tendría que inventar nuevas palabras, déjalo así, no me prohíbas respirar tu aroma si de eso vivo, eso… acércate, suave y lentamente, como si estuvieras a punto de abrir un cofre que siempre se mantuvo cerrado, despacio, no sabes qué podrás encontrar… yo sí lo sé… ¿quieres que te lo diga?, tonto quiero que lo descubras, que sea una sorpresa… ¿no adivinas?, es algo muy bonito, algo que pensabas había muerto hace algunos años, impaciente te lo diré, es amor… del más puro que puedes encontrar, no hay mucho de esos en el mundo… toma es todo tuyo, sólo tienes que abrir ese cofre, ¿la llave dices?, me haces reír tanto, es un beso de aquellos que nunca diste, que no sabías que podías dar, de esos que se convierten en droga de los míos, de esos que no me dejan dormir días, que me hacen llorar… sí… te voy sintiendo, sin miedo, tendrás todo el amor que puede entrar en ese cofre, ¿sientes?, me haces temblar, ¿qué es aquello que va acelerado?, mi corazón… es tu culpa tienes ese efecto en mí… bésame hasta que el sol termine de irse, se esconda bajo el mar y pueda dormir.
Tus brazos ahora te delatan y me rodean, tus manos recorren mi rostro y tus dedos me secan lágrimas que quieren confundirse en nuestro beso… ¿ves qué fácil era?, lo disfrutas también, vibraste… no me abandones, no ahora que la noche nos va a cubrir y nadie más será un espía viéndonos… no seas un simple ladrón, yo sé que me amas, yo también y volveré… tengo más cofres llenos para ti.

S.K.P.



Conseguí el minuto de sosiego y soledad, un retiro conmigo misma, siempre lo mismo… cuando quiero huir de reproches injustos y gente molesta, corro hacia un pedazo de papel y algo con qué escribir, un poco de música y darle rienda suelta a lo que mi mente y mi alma quieren decir, algunos no lo entienden, otros lo encuentran complicado… si tan sólo supieran la increíble sensación de ver cómo sentimientos encontrados, pensamientos complejos o la confusión se vuelven en un abstracto palpable nada mejor que una catarsis inmediata en cada puesta del sol y la incertidumbre de lo que puedas llegar a expresar… sentir ese clímax que te exalta y te libera, llegar a la conmoción y dormitar con los ojos abiertos, el dolor se difumina como matices en un cuadro, te desintegras hasta ser etéreo, frunces el cejo y te das cuenta que no piensas más… te desconectas de lo que consideras tu realidad… ¿a dónde quieres ir ahora? Un viaje con destino distinto cada vez, esperando que no haya un retorno, un abismo te absorbe… déjate caer… el arriba y abajo no son más que dimensiones alucinadas, no intentes despertar… sientes que eres una acuarela o quizás óleo, pues les das efectos diferentes a tu destino y lo llenas de luces y sombras cómplices por si una lágrima quiere escapar.

Suspendida en el vacío espiritual, ya no desciendo más, el éxtasis invade y el odio es una palabra no inventada aún; un eclipse total se presta como espectáculo imprevisto y la sonrisa llega a mis labios de nuevo… ahora estoy condenada a un autismo voluntario que no me deja oír nada de lo que no quiera, ni ver nada de lo que existe o entender lo que a los demás les parece lógico.


El desprendimiento resultó y ya no me sofoco en sensaciones, cierro los ojos, todo se desvanece de nuevo, ¿a dónde iré?, con suerte, muy lejos… ¿regresaré?, con más suerte, espero que no.

Seguidores

Datos personales

Con la tecnología de Blogger.