Promesa



Me había dado cuenta que era un error, bastó menos de 24 horas para sentir que algo andaba mal y lo único que había hecho fue encerrarme en mi habitación y aislarme de todos, mi única compañía fue un libro que me atrapó y me desveló toda la noche… parte de mí seguía la entramada historia pero paralelamente otra parte de mi cerebro intentaba descifrar que había cambiado entonces.

Me negué a enterrar tanto tiempo, todo lo que significó, me rehusaba a dejarme caer en el vacío una vez más, pero sabía que no podía contenerlo… ¿Cómo se supone que debía hacérselo saber?, algo andaba mal y la culpa me carcomía como si hubiese sido envenenada y poco a poco sentía que iba desfalleciendo… causaría más daño no hablar, ¿pensaría que nunca me importó?, intentaba apartar eso de mi mente ahora, sabía muy bien que no era así… siempre quería momentos para estar conmigo, a pesar que lo único que deseaba era estar al costado tuyo para sentirme bien, protegida… prometimos hablar con el corazón abierto, aunque no sé exactamente como se encuentra el mío, no quiero llorar, quiero gritar, quiero no sentir, quiero desaparecer…

Buscaría el mejor momento, ¿Cuándo sé que es el mejor momento?... en unas horas, dentro de una semana, esperando que haya cambiado de opinión… dentro de un año… y lo único que siempre quisimos fueron 5 minutos, sólo 5 minutos que definirían una vida entera, que nos mandaría al cielo o al infierno… aunque no se especificó el día exacto, quizás en aquella noche tuve la visión, pero, ¿qué hay de ti?, tienes derecho, vamos grita, ódiame, desaparece… nada cambiará, lo prometí, lo juré… no te decepcionaría ahora, lo menos que podía hacer… me hice daño, no fue lo correcto… lo sé… no me olvidé de ti, sé cómo te sientes… por favor déjame hablar, te prometí decirlo con palabras dulces pero aún no las encuentro, pienso que es un poco hipócrita si causaré el mismo daño, dame tiempo para respirar por favor, que será de mi ahora… ¿a dónde vas?, todo era bello… perfecto, te lo dije, era extraño… ¡no corras!, ¿te veré de nuevo?... estoy cansada… lo siento

Duda


Diminutas luces de colores penetraban mi retina, tratando de seguirles el paso me perdía en divagaciones que no hacían más que aumentar mi coraje, la envidia y las ganas de un reproche que dejaría sin habla a cualquiera.
No sé cuánto tiempo pasó mientras estaba en el sillón mirando al vacío y la sensación de placer recorrió mi espina, la misma que sentí aquella madrugada cuando escuchaba la travesía que tus dedos querían trazar en mi espalda formando figuras graciosas y sin sentido… las luces seguían palpitando y mi mente volaba en otra dirección, pero yo aún quería seguir sintiendo imaginariamente, no ando muy cuerda por lo que, cada frase que salga de mi boca, no tendrá ni pies ni cabeza, algo que la verdad me tiene sin cuidado porque no pretendo hacerle entender a nadie, aún sigo en el intento fallido de entenderme.

El rencor se volvió autocompasión, curioso… ese sentimiento se me había hecho tan familiar últimamente… fotos sin relación aparecían como flashes en mi cabeza, cerraba los ojos y sentí un mareo que me obligó a recostarme de nuevo en el maltrecho sofá, de reojo pude ver el hilo de humo que se desprendía de mi último incienso, lo que me llamó la atención y trate de pensar a dónde iría a parar aquella serpiente con aroma enigmática… me animé a dar unos cuantos pasos y por la ventana del pequeño departamento entraba un aire frío y seco y vi por quinta vez, el cielo naranja con mates rojizos, lo que me hizo caer en la cuenta que no me había salido casi en una semana… bueno, es un poco difícil sentir las horas pasar si estás casi inconsciente, que más da salir si al ver gente desconocida pasando por mi lado me siento tan invisible como cuando estoy postrada en la cama y paso horas pensando y recordando banalidades.

Me despojaron de la vaga idea que tenía sobre a qué olía aquel perfume que tanto te gustaba usar y no estabas satisfecho hasta que todo el lugar estuviera inundado de él, para ser franca, no recuerdo cómo he llegado hasta el día de hoy, es cómo si hubieran tomado una fotografía mía y la hubieran pegado en un cuadro ajeno del que yo estaba… y las luces no dejaban de brillar… he quitado todos los relojes de las paredes y me olvidé cuándo fue la última vez que marque la fecha en el calendario que solía estar en la puerta de mi habitación, de todas formas, no entiendo el fin de saber cuántos días pasaron o cuántos faltan, quizás no pasó una semana, quizás sólo fueron horas perdidas mirando luces y tratando de perderme en vano, quien sabe, hasta llego a pensar que jamás estuviste aquí.

May it be...



Un aroma ajeno al que estaba acostumbrada irrumpió en mi habitación, pensando cada segundo en el “cómo podría ser”, el “hubiera sido” ya me parecía una frase absurda. Miles de cosas salpicando en mi cerebro y el dulce recuerdo de esta tarde antes de tu adiós, eran lo único que retumbaba entre los muros… no había respuesta y a decir verdad inquietaba un poco, hasta me encolerizaba sin razón; revisando la larga lista, varias frases se repetían a diario… y ni decir de todas esas cosas raras que nos pasaban pero se entretejían con todo sentido, yo no creo en la suerte ni en la casualidad… ¿será que el futuro se puede transportar y convertirse en pasado y presente?

Todo se basaba en esperanzas y deseos… algo que, según la filosofía de algunos y quizás me podría incluir de vez en cuando, no podía sustentar la realidad y proyectar un mañana menos incierto…pero por primera vez creo que dejé de ser tan escéptica y el torbellino me envolvía cada día que pasaba.
Ten por seguro que todo va a pasar, tengo miedo y dejo de creer, las rodillas me traicionan y las mejillas empezaban a embarrarse de sal, no hacía más que entrelazar mis dedos y hablar por lo bajo, a pesar que estaba sola juraba que me podían escuchar en cualquier rincón… sentía la paz de estar ensimismada, pero el peso de no hacer lo que hubiera querido en ese momento era inimaginable, ¿quieres saber?... pero, ¿para qué decirte el final del libro?, espera que todo va perfecto, o casi…

¿Qué te parecían las noches?, siempre susurrando para que no nos atraparan, aunque siempre sospechaban, pero no interesaba porque lo que decíamos quedaba entre los dos, siempre las noches eran…y son la mejor aventura después del día pesado que nos tocaba, aquellos silencios que no eran de los incómodos, sino de esos que decían más y los resoplidos de lástima e impotencia que me hacían fruncir el ceño, después de unos minutos las famosas frases con las que solíamos recuperar el aliento y reanudábamos la plática hasta quedarnos dormidos y hablando sandeces… me la pasaba tan bien, pero creo que esta noche será diferente, me inventaré el tema de la noche, predeciré lo que me contarías y supliré tu ausencia con algo más soso, nada fue lo mismo, el día pasó tal cual vino, sin viento ni sol, sólo quería que cayera la noche y dormir de nuevo con la “esperanza” de que al día siguiente, la rutina esa que me tenía encantada, volviera a atraparme, aunque no sabía si estaba preparada para algo permanente pero no lo descartaba tampoco, pues algún tipo de adicción se colaba entre mis células y se siente tan bien… te vuelvo a repetir, no te contaré el final del libro, tan sólo prepárate para el beso más dulce que vas a recibir en toda tu vida.

Lunes por la noche...



Había reprimido al alma impaciente por varios meses, un molesto dolor de cabeza amenaza con empañar mi lucidez y mi predisposición a depurar mis pensamientos.
La misma rutina por tres semanas y media y el no saber qué decir o qué palabras sean las correctas, pero creo que mejor las dejo escapar… me gusta la espontaneidad.

Acababa de escuchar a un amigo contarme sus idilios y su confusión la llegué a sentir como propia, extraño el olor de la lluvia y la tierra húmeda, el sol juega como un niño a las escondidas, hay unas cuantas estrellas esta noche, creo que son tímidas, pero las entiendo… la excitación de una novedad aún me tenía ansiosa e imaginando miles de situaciones, hasta ridículas diría yo.
Estaba pensando cómo redecorar mi habitación para borrar algunos recuerdos y desechar aquellas cosas que me hacían retroceder, el aroma de rosas amarillas a causa de un incienso extinto aún alborotaba el poco aire puro que quedaba y mi guitarra descansaba por un rincón.

Sin darme cuenta las palabras salen, pero no siento ningún alivio… ¿qué pasa?, no es momento de acordarme o nombrar personas, es mi espacio y nadie está permitido de entrar.
La claridad seguía desvaneciéndose y el frío había tomado como su víctima a mis pies, pues ya no los sentía, aún es temprano, aunque siento que el tiempo se mueve al ritmo de la luz… mis ojos me advierten que estoy a punto de entrar en el limbo y en las trampas de sueños espectaculares, quizás me encuentre contigo ahí, no es novedad… el corazón me late rápido y no es de emoción, ¿será anuncio de una muerte?, ¿mi muerte?... quien sabe pero eso también me tiene sin cuidado.

Desfilan paisajes, momentos, canciones, rostros, voces, sentimientos, sensaciones… ya olvidé a qué saben las lágrimas, ya olvidé como sonaba mi risa, pero aún me siento viva, o al menos, eso es lo que parece… no me queda mucho tiempo para hacer lo mismo de siempre, tengo que regresar al encierro y a la privación de estar sola y sorda.

Aquella luz en el techo ilumina más de lo necesario y puede llegar a ser molesta; sin embargo, llegué a acostumbrarme a ella… escucho un río golpeando piedrecitas y un clarinete a lo lejos… me transporté totalmente y aquella sensación de no estar pero seguir siendo, asombrosamente retornó, funciona tan bien, si tan sólo el mundo lo supiera… lo siento, no puedes pasar, acceso restringido, aún sigue siendo mi espacio, puedo llegar a ser egoísta, lo admito, pero es mi única arma contra el mundo, mi única guarida.

Otra vez ingresé a la máquina del tiempo, pero para mi sorpresa, esta vez me adormecí y al ver lo que veo ahora con los ojos cerrados, una sonrisa de verdad se forma en mis labios después de mucho tiempo. Había olvidado que también podía hacer eso. La conmoción me hace temblar, se siente mejor que la adrenalina, los músculos de mis dedos están tensos y mi rostro está acostumbrándose a los gestos que habían olvidado podría hacer también…
En diez minutos viajé por todo el mundo sin moverme de la cama y mis mejillas están sonrojadas, poco a poco el subconsciente quiere darse su lugar a la fuerza, parece que tendré que esperar a recobrar mi sentido común y seguir contándote cómo la vida pasa entre mis dedos… para seguir contándote cómo voy acercándome al todo infinito y todo queda en palabras sobre papel.



Ya había olvidado cómo se sentía el silencio cuando uno sólo quiere ser invisible para el resto, pero ahora era abrumador… sin querer puse a todos al otro lado de mi mundo, confusión, ira, resentimiento, millones de cosas… quería un poco de luz pero hasta el cielo me escondía al sol con las nubes espesas, mi cama fría, mi rostro blanco, las manos temblorosas, el corazón indeciso… no era el tipo de silencio que esperaba, esperando noticias tuyas pero tenía que acostumbrarme a ser una ignorante en tu materia, tenía que aprender a callar y no preguntar porqués.

Encontré tu mirada sin querer y me puse a recordar que fue lo que me habías dicho para que me miraras con tanta ternura y tu sonrisa que escondía picardía y que yo amaba, pero en ese instante, sin dejarme disfrutarte, vino a mi mente que el tiempo ahora era el que nos dirigía y que no debíamos desobedecer… aunque a veces, sólo quería dejar que caminaras sólo con él, cada quien con su destino. Pero no es tiempo para hablar de ti… es mi momento, sólo yo, sólo mi mundo, sólo mi vida, es tiempo que sea egoísta aunque sea por un día, tan solo vete, ¡vete de mis pensamientos!... así… la calma viene de nuevo e imagino que todo está bien, todo bien.

El tiempo pasaba sin darme cuenta y me adormecía, trataba de no recordar y me adormecía, escuché tu canción y te bloqueaba en seguida, terminé dormida en el sillón y cuando despierto, el incienso se había consumido y el día había pasado sin piedad, la soledad terminó, una tormenta me contaba que no podía seguir soñando, reconozco que fue dulce despertar oyendo tu voz y de nuevo regresaba aquel remolino que no me dejaba respirar y dolía mi pecho, pero lo dejé… me permití sentir, me permití ver, me permití oír, la vida era tal cual la había dejado ayer, todo se mueve y no lo siento o ¿es que yo soy la que avanza y todo siempre estuvo estático? No interesa... igual habré vivido mucho años fantaseando e imaginándome un vida diferente a la que realmente viví y vivo… pero entonces ¿existió un “nosotros”?... si no tengo respuesta tuya creo que será hora de vivir de nuevo e imaginarme diferente.

un rato de ocio




Que día tan extraño, desde la mañana no dejaba de sentir mariposas en el estómago, el día estaba denso y caliente después de muchos días de lluvia, iba camino a la universidad y en el viaje no hacía más que escuchar música a todo volumen, estaba absorta del resto… con lentes oscuros porque el sol no me dejaba ver, el morral colgando y una carpeta en la mano… el camino hasta el cuarto piso donde tenía clase me parecía eterno, escuchaba una canción que me hacía recordar y me llenaba de nostalgia… algo pasaría… saliendo al fin del salón el aire fresco venía bien, conversaba con las muchachas sobre el tema del día y lo que haríamos mañana y el día siguiente… es que somos muy organizadas (ja!) todo para tener el fin de semana libre de tareas o reuniones de trabajo.

De regreso a casa, pensaba en él y que seguramente estaría durmiendo… pero estaba ahí esperando por mí y conversábamos de lo mejor, nos reíamos a pesar que cada partícula de mi cuerpo pedía descanso (estar un día entero en clase no es nada placentero)… debería estar en cama soñando a estar en cualquiera de los mundos que me gusta crear, pero tenía ganas de escribir un ratito aunque no sea de las composiciones que suelo hacer…pero al fin y al cabo estoy escribiendo…

Él se fue y las mariposas siguen revoloteando en mi estómago... un calorcito vino bien por mi pecho y me doy cuenta que aún tengo la sonrisa que me hizo esbozar, la canción ya termina y esto también creo, voy a escuchar el mar y esperar a existir mañana.

Memorias en pasarela



Y en mi mano tenía un puñado de miles de millones de granitos de arena, tan infinito que ni lo que me quedaba de vida me alcanzaría para contarlos sin olvidarme de alguno de ellos, así me sentía, como uno de esos diminutos granitos que no sobresalía del resto… tan igual como los demás…

Entonces veía como la vida pasaba ante mis ojos y yo muy tranquila sólo respiraba y pestañeaba queriendo pensar en algo, cualquier cosa, lo que fuera… pero mi mente estaba así como vacía o quizás muerta por aquellos instantes, veía una mujer que jugueteaba en el mar con su esposo, su novio o algún amorío de verano, disfrutaban como si fuese la primera vez que llegasen a ese lugar; más allá un papá que sostenía a su pequeña quien temerosa se preguntaba dónde terminaba el océano porque sus ojos no la dejaban ver más; a mi costado dos muchachas que charlaban animadas fingiendo tomar el sol a pesar que éste se escondió tras unas grises nubes aquella mañana… y yo… yo sólo seguía mirando y obligando a mi cerebro reaccionar.

Venían recuerdos de infancia lejana, de gente que ya no está más, de algún amor que podría ser pero las circunstancias lo impedían, recuerdos de risas eternas y de llantos enardecidos, de días soleados cuando pescaba con papá, de noches que prohibían averiguar lo que escondían con recelo, recuerdos de ver como el sol se ponía en la playa y en la noche la clásica fogata, de muchos “te amo” que fueron reprimidos o no tuvieron respuesta pero olvidados y enterrados al fin, de miradas envidiosas o despectivas, recordaba aquellos amigos que ahora tienen un vago recuerdo de mí pero al menos algún recuerdo, de aquellos con los que nos juramos una amistad eterna e indestructible pero que de la noche a la mañana pasaron a ser eso… recuerdos que se refrescaban por algunas cartas escritas y fotos donde aparecíamos juntos… aquellos que siempre prometían romper la ingratitud y vernos algún día… ¿llegará ese día?, recuerdos más frescos de salidas nocturnas y algunos viajes con aquellos que siguen frecuentándome en los cuales nos sentíamos muy emocionados porque nos amanecíamos conversando tirados sobre los cojines en el piso de la sala de una casa sólo para nosotros… de bailes fantásticos y alguna que otra borrachera que salía de la nada y nos quejábamos al día siguiente por el dolor de cabeza y prometíamos no volver a beber (promesa que no duraba mucho), recuerdos de los nuevos amigos y la pregunta de saber cuánto duraría la amistad con ellos… ¿se podrá prometer el “juntos para siempre” de nuevo?, no lo sé, imágenes de confesiones, mentiras, lágrimas, carcajadas, abrazos, besos, de mañanas donde las clases de 3 horas parecían un año, días de locuras, de vagancia, de rebeldía… lo que no recordaba fue cuándo empecé a madurar, algún momento determinante… no, no lo hallaba, pienso que quizás fueron muchas cosas que marcaban el crecer de vez en cuando y no lo sentía, dejé de pensar en hadas y unicornios y la vida se tornaba más real y me asustaba, a qué monstruo tenía en frente… pero estoy sin espada para defenderme, me siento vulnerable a veces y tan sólo quiero volver a la edad dónde me emocionaban los circos y los algodones de azúcar, encuentros con compañeros del jardín o de la primaria… nos quedamos mirando tratando de recordar cuándo fue que nos conocimos, pero seguimos de frente… indiferentes, por momentos algunas canciones que escuchaba me traían recuerdos de viajes o lugares específicos, la sensación de estar ahí de nuevo y las ganas de quedarme ahí… cómo va pasando la vida y uno no lo siente, momentos que quedan como cicatrices que tratamos de borrar de mil maneras pero no podemos y siempre te van a recordar cómo fue que aparecieron… cómo va pasando la vida y queremos trazar todo un futuro lleno de planes utópicos o mediocres sin saber a ciencia cierta si es que llegaremos a realizarlos o estancándonos en cosas pasadas que no nos dejan avanzar a veces por capricho de no olvidar y dejar ir… ¿y dónde queda el presente?, dicen que el presente quizás no existe, lo comparan como un punto sobre el que estamos parados un instante y desaparece tal cual transformándose en pasado, cada palabra de este relato se convierte en pasado cada segundo, entonces estamos como en el limbo… ¿cómo se hace eso de “vivir el presente” si dura menos que un segundo?... no lo entiendo y no pretendo enredarme en filosofías ahora, quiero seguir recordando… ¿cómo es que he vivido hasta ahora?, ¿qué quiero y qué no?, ¿qué voy aprendiendo hasta hoy?... ser consciente y realista duele a veces, enfrentar situaciones, personas, emociones nuevas, cosas que nunca pensaste hacer o escuchar quizás te dejan fuera de lugar por momentos o días enteros, ahora que sigo recordando parece que voy sintiendo el remordimiento por callar o dejar de hacer algunas cosas, también por hablar de más a veces, por ser muy optimista en algunas ocasiones o muy pesimista en otras, por no hacer caso al famoso: “no dejar para mañana lo que puedes hacer hoy”, por haber sido muy dura conmigo y muy flexible con otros… pero también puedo sonreír por haber ayudado queriendo o sin querer a alguien que sólo necesitaba ser escuchado, por haber encontrado gente increíble y saber dejar ir a los que no valían la pena, porque he sido feliz en muchos momentos, porque soy firme si algo no me parece bien, porque puedo saber mucho mirando fijamente a los ojos de una persona, porque no recuerdo cuando empezó a gustarme el desvelo a causa de algún libro, porque puedo expresarme mucho escribiendo y nunca me cansaré de hacerlo… eso espero… recuerdo palabras fuertes que me hicieron llorar y madurar de golpe a veces, también me siento extraña porque hoy pude haber salido con cualquier amigo y hacernos los bohemios, como muchachos de nuestra edad pero, sin embargo; estoy sentada escuchando música suave y escribiendo cosas que no a muchos le podrían interesar y yo no tendría porqué publicarlas pero lo hago y me siento bien, liberada, como si saliera de un confesionario quitándome lo que mantenía retenido en mi alma, puede que dentro de unos años vuelva a recordar como lo estoy haciendo hoy y piense que no disfruté como debí hacerlo o por lo contrario, que supe aprovechar el tiempo, puede que si llega aquel futuro piense igual o sea una persona completamente distinta y preguntarme: ¿qué sería de mí si hubiese hecho o no tal cosa…?, pero de todas formas esa pregunta no tendría respuesta, el “hubiera” es algo que jamás se podrá saber…

Del futuro me encargaré otro día, cuando éste llegue y sea entonces “el presente”, suena tan confuso o complicado… pero ¿quién dijo que la vida es lo contrario?, una vez leí en algún lugar una frase que decía que lo interesante de la vida era que no tenía algún sentido, muy cierta creo yo, lanzarse a la aventura de no saber si despertarás mañana, de no saber lo que harás hoy y no repetir lo que hiciste ayer, le da un toque de magia, incertidumbre e imaginación para que al final uno pueda contar su vida como un cuento o una película de acción, drama, comedia, de fantasía también… todos tenemos nuestro libro que se va llenando y ampliando cada día que podemos respirar, un libro con errores incluidos que no pueden ser borrados pero pueden evitarse en las páginas siguientes, un libro con imágenes, melodías y videos, que nunca se maltrata y puede ser tan extenso como lo desees, quizás con algunas hojas en blanco que no pudiste rellenar en su momento, donde puedes anotar consejos, experiencias, deseos… es tu libro… tu vida.

Increíble como pasó el tiempo, el recordar me llevó algún par de horas, el escribirlo más que eso, dejo varias cosas en el tintero aún, cosas que mejor quedan conmigo por el momento y quizás más adelante me atreva a revelar, me siento bien ahora… creo que es momento de ir a dormir.

Existiendo sin vida




La luz del día se apagó y la noche cayó sin piedad, los enamorados salen y buscan esconderse en algún rinconcito de cualquier calle para prometerse estar juntos por siempre y sellar el trato con un beso… yo sigo escondida entre algunas flores que hay en el jardín, sollozando de vez en cuando y extrañándote cada vez más, tan sólo fue el primer día sin vernos, pero parecía haber estado en una mazmorra toda una eternidad, tu ausencia me hace mal, me pierde, me debilita.

Regresé en el tiempo hasta el día aquel que me dijiste que me amabas por primera vez, me citaste en aquel escondrijo del bosque que nadie visitaba ya, me cogiste la mano y sentí una corriente que invadía todo mi cuerpo, me sonrojé ¿recuerdas?, me preguntaste el porqué de mi rubor y yo tan inocente te dije una mentira infantil, me sonreíste sin creer lo que acababa de decirte y después de caminar algunos minutos sentimos que alguien lloraba sobre nuestras cabezas: la lluvia empezaba.
Te pedí regresar y tal vez otro día me contabas para qué me habías citado, pero no, dijiste que era algo muy importante que no podía pasar de ese día tenía que saberlo, me agarraste la mano con más fuerza y me guiaste hacia cualquier lugar para no empaparnos y esperar que parase de llover.

Vimos unos árboles que muy convenientes dejaban un sitio entre ellos y podíamos esperar allí, muy bien refugiados… a pesar que eran días de verano, el viento y la lluvia me hicieron temblar un poco, con miedo vi tu intento de abrazarme, como un niño temeroso de contarle la travesura hecha a su madre, me recosté en tu hombre sin querer y con tu mano hacías intentos fallidos de secarme el rostro… te miré fijamente… nunca me había percatado de la dulce mirada que tenías y el brillo aquel que podía hablar sin necesidad que abrieras la boca… - Te amo – Dios mío no pensé escuchar esas palabras de ti nunca, estaba helada, ya no era el frío ni la lluvia, fue el impacto de esas dos palabras de desmoronan a cualquiera, de pronto pensé que había quedado muda, trataba de decirte algo, lo que fuera, simplemente no podía y te besé… era como saborear el mejor manjar del universo, ibas despacio, disfrutándome, con tus dedos apartabas mi cabello y bajaban muy despacio hacía mi espalda dibujándome el cielo y el sol, tiritaba… pero me acercaste hacia tu cuerpo de manera que ambos nos dábamos calor ahora, mis manos alrededor de tu cuello no dejaban que tus labios se apartaran de los míos, parecías un náufrago en tierra nueva tratando de conquistar cada parte que podías y así fue, me tenías sólo para ti… alborotaba tu cabello y cada beso se prolongaba más y más… la timidez venía y desaparecía por momentos, me juraste nunca dejarme y que todos tus besos serían para mi todas las veces que yo quisiera, que tus abrazos serían mejor que cualquier abrigo, que tus palabras serían mejor que cualquier canción, que tu aliento sería mi oxígeno… ahora dependía de ti para vivir, tantas veces que negaba amar así pero tú eras ahora parte de mi.

Con las yemas de mis dedos te acariciaba de manera delicada, como si tuviese en mis manos el cristal más frágil, besé tu mejilla, tu cuello y me dejé caer en tus brazos, recuerdo que susurrabas a mi oído y yo tenía miedo de desfallecer en cualquier segundo por tanta ternura, pensé que no podría aguantar tanto pero te encargaste de mantenerme consciente.
Seguíamos sentados y te recostaste en el tronco de uno de los árboles que eran los únicos testigos de nuestro amor, me acosté en tus piernas y recorrías mi rostro con tus dedos y uno que otro beso para recordarme que todo era real… cogí tu mano sin mirarte y la llevé hacía mi pecho, donde estaba mi corazón a punto de salir, tu hiciste lo mismo y me di cuenta que los dos estábamos en el limbo de la emoción, sonreí y me arrullabas como si fuera un bebé que le había llegado la hora de dormir… amor y si me robo más besos tuyos... ¿estará bien eso?, te fijaste en mi de la manera más tierna y te acercaste a besarme de nuevo y así estuvimos un momento más… pensé que el tiempo se había detenido porque ya no sentía la lluvia caer, pero era que la misma había terminado ya y nos avisaba que debíamos regresar pronto… no quería, necesitaba estar toda la vida así contigo, sin saber de nadie más sin que nadie supiera de nosotros tampoco, perdernos todos los días en lugarcitos así y dormir bajo las estrellas abrigándonos con nuestros cuerpos… te amo, ¡TE AMO!... dijiste que todos los días tendrías que verte en mis ojos y divertirte con mi cabello mientras intercambiemos miradas, que mi perfume sería tu estimulante y en mis besos encontrarías tu mejor refugio y la calma.

Recordé aquel día como si hubiese sido ayer y mis lágrimas parecían la misma lluvia de ese entonces, pero eran gotas amargas que pretendían quitar lo último que quedaba de tu miel en mis labios… hoy fue el primer día sin ti y sólo Dios sabe cuántos más estaré llorándote y amándote hasta que decida reunirme contigo de nuevo, te extraño.

El boulevard...




Un lugar extraño y lejano, el mar se veía infinito y de un color turquesa que parecía una joya gigante.
Al borde de un muelle pretendía ser una desconocida más, y de hecho lo era, la gente no me entendía y yo tampoco a ellos… faltaba poco, la puesta del sol en aquel horizonte empezaba como un show de todos los días, muchos lo ignoraban y yo sólo había naufragado para disfrutarlo.

Tu rostro eclipsaba con los rayos naranjas que desaparecían poco a poco, nadie hablaba, estábamos sumergidos en nuestros pensamientos y vi una lágrima caer de tus ojos.
Sabía que no era real, pero quería regocijarme en ese instante como si lo fuese… por un segundo nuestras miradas cruzaron pero nos volvimos a perder, el aire alborotaba mi cabello y disfrutabas mirarlo así… ¿qué querías decirme?, no importa, sin hablar decíamos mucho, espera que la noche no llega aún y quedan unos minutos para seguir contigo.

Al fin me tomaste de la mano y sonreíste por primera vez en toda la tarde, aquel segundo se congeló y duró una eternidad, si quisieras que te describa lo que sentí tendría que inventar nuevas palabras, déjalo así, no me prohíbas respirar tu aroma si de eso vivo, eso… acércate, suave y lentamente, como si estuvieras a punto de abrir un cofre que siempre se mantuvo cerrado, despacio, no sabes qué podrás encontrar… yo sí lo sé… ¿quieres que te lo diga?, tonto quiero que lo descubras, que sea una sorpresa… ¿no adivinas?, es algo muy bonito, algo que pensabas había muerto hace algunos años, impaciente te lo diré, es amor… del más puro que puedes encontrar, no hay mucho de esos en el mundo… toma es todo tuyo, sólo tienes que abrir ese cofre, ¿la llave dices?, me haces reír tanto, es un beso de aquellos que nunca diste, que no sabías que podías dar, de esos que se convierten en droga de los míos, de esos que no me dejan dormir días, que me hacen llorar… sí… te voy sintiendo, sin miedo, tendrás todo el amor que puede entrar en ese cofre, ¿sientes?, me haces temblar, ¿qué es aquello que va acelerado?, mi corazón… es tu culpa tienes ese efecto en mí… bésame hasta que el sol termine de irse, se esconda bajo el mar y pueda dormir.
Tus brazos ahora te delatan y me rodean, tus manos recorren mi rostro y tus dedos me secan lágrimas que quieren confundirse en nuestro beso… ¿ves qué fácil era?, lo disfrutas también, vibraste… no me abandones, no ahora que la noche nos va a cubrir y nadie más será un espía viéndonos… no seas un simple ladrón, yo sé que me amas, yo también y volveré… tengo más cofres llenos para ti.

S.K.P.



Conseguí el minuto de sosiego y soledad, un retiro conmigo misma, siempre lo mismo… cuando quiero huir de reproches injustos y gente molesta, corro hacia un pedazo de papel y algo con qué escribir, un poco de música y darle rienda suelta a lo que mi mente y mi alma quieren decir, algunos no lo entienden, otros lo encuentran complicado… si tan sólo supieran la increíble sensación de ver cómo sentimientos encontrados, pensamientos complejos o la confusión se vuelven en un abstracto palpable nada mejor que una catarsis inmediata en cada puesta del sol y la incertidumbre de lo que puedas llegar a expresar… sentir ese clímax que te exalta y te libera, llegar a la conmoción y dormitar con los ojos abiertos, el dolor se difumina como matices en un cuadro, te desintegras hasta ser etéreo, frunces el cejo y te das cuenta que no piensas más… te desconectas de lo que consideras tu realidad… ¿a dónde quieres ir ahora? Un viaje con destino distinto cada vez, esperando que no haya un retorno, un abismo te absorbe… déjate caer… el arriba y abajo no son más que dimensiones alucinadas, no intentes despertar… sientes que eres una acuarela o quizás óleo, pues les das efectos diferentes a tu destino y lo llenas de luces y sombras cómplices por si una lágrima quiere escapar.

Suspendida en el vacío espiritual, ya no desciendo más, el éxtasis invade y el odio es una palabra no inventada aún; un eclipse total se presta como espectáculo imprevisto y la sonrisa llega a mis labios de nuevo… ahora estoy condenada a un autismo voluntario que no me deja oír nada de lo que no quiera, ni ver nada de lo que existe o entender lo que a los demás les parece lógico.


El desprendimiento resultó y ya no me sofoco en sensaciones, cierro los ojos, todo se desvanece de nuevo, ¿a dónde iré?, con suerte, muy lejos… ¿regresaré?, con más suerte, espero que no.

Entre notas y voces



Era tan fácil quedar maravillado ante algo tan simple y complejo a la vez, la combinación de matices, sombras, luces, sensaciones, la existencia de algo que no ves pero sabes que está y te rodea, admirar bellezas relativamente inalcanzables, fuera de lo mundano, saber que aún existen cosas puras…
Aparentemente desolado… un rincón de aquel bosque parecía un lugar que nunca había sentido la presencia de una persona, era como si recién hubiese sido diseñado y creado al instante, tan solo a pocos segundos de haberlo encontrado. Era de noche, pasaba de las doce me imaginaba y estar sola era lo que más ansiaba en ese momento … examiné el lugar sin moverme, busqué el farol aquel que emanaba esa luz muy blanca y brillante, no fue difícil encontrarlo: era ella… la vi más grande de lo normal aquella vez, completa, acicalándose a cada minuto, tentando mostrar sus grises y platas, siendo el espejo que reflejaba aquel brillo, tan simple y potente, cómo algo tan hermoso podía causar tanto temor, cómo algo tan lejano podía controlar nuestro ánimo, controlar gran parte de este mundo, hacernos depender de ella… es natural, siempre se teme a lo que no se conoce bien… pero esta vez no, no era miedo… simplemente me rendí y no me cabía que pudiera estar ahí, que existiría un lugar así, que todo fuera tan real…

Bajando la mirada no podía distinguir colores, sombras de los árboles y los bien formados arbustos hacían una ronda de manera que en medio quedaba un espacio considerable, el sitio donde la luz era precisa y podías estar sin ser visto, podías borrar tu existencia tan sólo un momento, tan pronto como empecé a dar unos pasos para familiarizarme con el lugar, pude ver una banca de madera, muy vieja y rústica, se notaba que nadie se había sentado ahí hace mucho tiempo, estaba descuidada, pero bien puesta, el respaldar corto y con bordes de fierro oxidados ya por los años, me senté un momento y mientras descansaba de la emoción, volví en mí misma y me di cuenta que no estaba sola.

A unos pocos metros de donde yo estaba, podía ver la sombra de alguien que había preferido sentarse y descansar en el pasto… la música… pensé que yo la estaba imaginando, pero no, era real, venía de aquel hombre…no quise acercarme mucho para no ser descubierta y no interrumpir lo que oía pero me atreví a dar unos pocos pasos para divisar mejor, un haz de aquella luz golpeaba la espalda de aquel muchacho que parecía también haberse refugiado aquí y estar en su propio universo con esa guitarra que tenía entre sus brazos, escuchaba un arpegio que parecía ser tocado por inercia, parecía que sus dedos estaban desconectados de él, parecía que pensaba la melodía y sus manos la convertían en algo real, imaginé que no se había percatado de la intrusa que estaba robándole un poco de su privacidad pero era imposible no escuchar… me recosté en el pasto mientras él seguía tocando y trataba de contar las estrellas, me acordé que mi abuela me decía que nunca lo hiciera, porque cuando muriese me harían contarlas todas eternamente, esbocé una sonrisa en mis labios y tan sólo miraba como brillaban alternadamente, diferenciando tamaño y uniéndolas buscando alguna forma…

Entonces él terminó aquella pieza con un acorde sol… un acorde simple, bonito, natural como aquel momento.
Al despertar de aquella fantasía me puse de pie y di media vuelta para regresar a la banca aquella a pensar un poco y… sentí algo en el hombro… era aquel muchacho, me dijo que había sentido cuando me acerqué a escucharlo pero no dijo nada porque sabía que disfrutaba tanto de su música como él así que había preferido seguir interpretando, hablamos largo y tendido como viejos amigos del colegio que se rencuentran después de algunos años y deciden ponerse al día de las hazañas de todo el tiempo de no haberse visto, era increíble cómo podíamos parecernos tanto, nos apasionaba lo mismo y hasta me lancé a cantar algunos temitas que nos gustaban, me contó que vivía a unos kilómetros de allí en una casa grande que le dejó su padre antes de morir y siempre que había luna llena venía con su guitarra a tocar en aquel rincón, esperando que el viento llevara la melodía y alguien pudiera escucharlo… teníamos el semblante cansado y creí que era mejor regresar, parecía que estaba por amanecer, le agradecí por la conversación y por dejarme escucharlo, me ofreció acompañarme en el camino de regreso, pero lo convencí de dejarme caminar sola al fin y al cabo sola también llegue a parar allí y podía recordar la ruta, de lo que sí me hizo prometer fue regresar de nuevo a la luna siguiente para seguir hacernos compañía y seguir divagando en pensamientos compartidos… y así fue, cada luna llena se oían arpegios de una guitarra y nuestras voces enredadas en largas pláticas hasta la luz del alba.

Candidez natural


Calles mojadas, música que incitaba y vicios que dejaban inconsciente, metida entre en un gran tumulto no podía diferenciar rostros y escenarios…tan sólo un segundo para vislumbrar algo que me llamara la atención y como seducida por un instinto caminaba sin caer en la cuenta hacia dónde me dirigía, dónde terminaría.

Sinceramente importó poco el destino, me preguntaba qué me atraía y tu rostro fue mi respuesta…durante pocos minutos intenté descifrar cómo llegaste ahí o… ¿era yo la que te seguía?, no interesaba, al fin y al cabo estábamos ahí… ¿era esa la oportunidad que esperé tanto?

Aparentemente lo era, me saludaste con una linda sonrisa y una voz tímida, te correspondí de igual forma, trataba de no caer en tu mirada, era difícil, era cosa de autocontrol, de saber esconderme como siempre lo había hecho… acostumbrada a eso ¿verdad?, tonta descubriste tu realidad cuando menos te lo imaginaste, ¿sigues perdida?... ¡DESPIERTA!, mira… esa no eres tú, no eres parte de él… otra vez la ilusión te reventó en la cara… niña inocente, pero no llores, no… ya no lloro más, nunca más.

¿Por qué insistí?, ¿por qué te buscaba de todas formas?... la noche se volvía alba y seguíamos sin encajar, vete niña, ¡corre!… huir es mi costumbre… mejor dicho lo era, renací aquella madrugada de lluvia y alcohol, supe de inmediato las cosas que ya no valían la pena… y tú estabas entre ellas, ya salió el sol, soy feliz ahora.

Portal infinito



Trato de crear un universo personal, pensar en que no debo pensar, creer en lo sueños, sentir lo que quiera sentir sin someterme al calvario de una lágrima, esperar una mañana perfecta después de la inmensa oscuridad que parece eterna, encontrar sosiego en un abrazo tierno o sentirme engreída con un beso.

Obra de mi imaginación, demasiado hermoso fue el momento que pensé para los dos, pero abro los ojos y no estás más… nunca estuviste, los escrúpulos me abandonan para decirte o no que te amo… pero de qué valen todos esos temores, por qué mantener en el mismo escondrijo el sentimentalismo de las palabras de aquella frase, aunque sentimentalismo estaría mal dicho si es la más pura realidad, la que no me deja dormir, la que no me deja ni pestañear un segundo sin que estés deambulando en mi cabeza, la que me hace tropezar por cada paso que doy…

Una verdadera estupidez si miro todo esto de la manera más fría, una hermosa fantasía si lo miro con el mayor romanticismo… ¿¡qué diablos hago ahora!?, no hay culpable… ¿que mi debilidad emocional estuvo encima de mi raciocinio?, quizás, cautivaste lo que aún no sabía que existía, pero ¿cómo tienes tanto poder sobre mí?, la ironía más grande que ni tú mismo lo sabes, no tienes la menor idea de todo el caos en el que me has convertido, ¡déjame en paz!, pero al mismo tiempo quiero que estés a mi lado de aquella forma incógnita como siempre lo estuviste desde que nos conocimos, con intercambio de miradas tímidas y sonrisas arrancadas… abrázame, siento tu piel, arrúllame, me dejo caer en ti, te amo.

Roces y recuerdos




En el pequeño rincón de la sala, agobiada por el calor sofocante de una noche de verano después de una lluvia, tenía la sensación de volar, de no escuchar, de no ver, sólo desvanecer suavemente y perderme en el aire… las gotas de sudor recorrían mi rostro, la lluvia cesaba pero golpeaba aún en las ventanas… sumida en oscuridad total caminé por la habitación desolada y estrecha hasta la puerta, el leve crujido de las viejas bisagras me abrían paso a la pequeña calle que veía desde que tenía uso de razón… aceras mojadas, sin rastro de gente que prefería estar en casa y yo era la única que veía la soledad animada.


Me ahogaba, el calor ya no era culpable, ¿remordimientos tal vez?, recuerdos, palabras, imágenes que cruzaban por mi mente sin relación alguna… me sentía pequeña, sumisa ante una realidad infinita… ya era de madrugada, me había pasado más de tres horas en la calle y me di cuenta que terminé a cinco cuadras de mi casa sin estar consciente, volví y llegando a mi habitación sólo dejé abierta la ventana al costado de mi cama… aquel olor que dejaba un aguacero, el aire húmedo me anestesiaba y podía ver las primeras estrellas que se descubrían entre las nubes grises, brillaban tímidas… llegaba el sueño… estaba empezando a flotar, podía sentir la suave brisa… me adormecía y al fin pude dormir.

Seguidores

Datos personales

Con la tecnología de Blogger.