Duda


Diminutas luces de colores penetraban mi retina, tratando de seguirles el paso me perdía en divagaciones que no hacían más que aumentar mi coraje, la envidia y las ganas de un reproche que dejaría sin habla a cualquiera.
No sé cuánto tiempo pasó mientras estaba en el sillón mirando al vacío y la sensación de placer recorrió mi espina, la misma que sentí aquella madrugada cuando escuchaba la travesía que tus dedos querían trazar en mi espalda formando figuras graciosas y sin sentido… las luces seguían palpitando y mi mente volaba en otra dirección, pero yo aún quería seguir sintiendo imaginariamente, no ando muy cuerda por lo que, cada frase que salga de mi boca, no tendrá ni pies ni cabeza, algo que la verdad me tiene sin cuidado porque no pretendo hacerle entender a nadie, aún sigo en el intento fallido de entenderme.

El rencor se volvió autocompasión, curioso… ese sentimiento se me había hecho tan familiar últimamente… fotos sin relación aparecían como flashes en mi cabeza, cerraba los ojos y sentí un mareo que me obligó a recostarme de nuevo en el maltrecho sofá, de reojo pude ver el hilo de humo que se desprendía de mi último incienso, lo que me llamó la atención y trate de pensar a dónde iría a parar aquella serpiente con aroma enigmática… me animé a dar unos cuantos pasos y por la ventana del pequeño departamento entraba un aire frío y seco y vi por quinta vez, el cielo naranja con mates rojizos, lo que me hizo caer en la cuenta que no me había salido casi en una semana… bueno, es un poco difícil sentir las horas pasar si estás casi inconsciente, que más da salir si al ver gente desconocida pasando por mi lado me siento tan invisible como cuando estoy postrada en la cama y paso horas pensando y recordando banalidades.

Me despojaron de la vaga idea que tenía sobre a qué olía aquel perfume que tanto te gustaba usar y no estabas satisfecho hasta que todo el lugar estuviera inundado de él, para ser franca, no recuerdo cómo he llegado hasta el día de hoy, es cómo si hubieran tomado una fotografía mía y la hubieran pegado en un cuadro ajeno del que yo estaba… y las luces no dejaban de brillar… he quitado todos los relojes de las paredes y me olvidé cuándo fue la última vez que marque la fecha en el calendario que solía estar en la puerta de mi habitación, de todas formas, no entiendo el fin de saber cuántos días pasaron o cuántos faltan, quizás no pasó una semana, quizás sólo fueron horas perdidas mirando luces y tratando de perderme en vano, quien sabe, hasta llego a pensar que jamás estuviste aquí.

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