Vacío en el camarote

La primera frase que escuché antes de comenzar a escribir fue: “cuando entienda a dónde voy…”, y es que he estado tratando de descifrar cuál es el rumbo final de mi destino, pero nada parece asomarse con alguna pequeña pista y esclarezca mi visión.
Las semanas últimas me encontré con sueños que entrecortaban el reposo, imágenes vagas pero nítidas a la vez, rostros, lugares, aromas, sonidos, colores y voces… en el cementerio de mi memoria trataba de recoger algunas remembranzas fallecidas hacia algunos meses, pero sólo obtenía apariciones muy efímeras, sin embargo, existía la incidencia de un par de fantasmas a los que siempre llegaba a ver con más claridad.

Sentía que era ya una eternidad, quizás la pena es la que alarga las horas y hace de un mes equivalente a 50 años, exagerado o no pero así lo veo, no quiero caer en la redundancia de hablar de ti y del paraíso al que fui a parar cogidos de la mano porque es un cuento que últimamente me lo reservo para cuando siento que estoy a punto de abandonarme entre almohadas y sábanas; infantil, cursi o cualquier adjetivo que le quieras adjuntar, pero idiotizándome con esas memorias íntimas y sentidas llego a consolar el sueño que me ha sido arrebatado estos días y hasta me he encontrado soñando despierta recordando cada palabra dicha… ¿lo ves?, ya empezaba a extenderme de nuevo con sólo escribir tu nombre en mi mente.

Había un aroma que pude encasillar en unos pomos y me da temor abrirlos, pues parecen almas cautivas esperando escapar y regresar a donde pertenecen, pero en serio las mantendré conmigo hasta que la añoranza venza mi esfuerzo anti humano de permanecer lejos de ellos. Cometí una imprudencia, o no sé cómo decirlo, era una sensación de esas cuando tienes duda de hacer algo porque no sabes si estará bien o mal y cuando por fin te arriesgas como todo temerario y no salió como lo pensaste tan sólo una frase retumba en tu cabeza: ¡la jodí!

Anoche tuve un sueño, de los más raros que he tenido, situaciones realmente ridículas pero que tenían sentido a la vez, me sentía perdida y avergonzada, como desnuda, entre gritos y lágrimas quería despertar pero no podía y toda esa estupidez me llevaba a un solo punto, ¡maldita sea! Es como verte a ti mismo siendo absorbido por una corriente voraz y no poder hacer nada, me siento atada de emociones, no soy yo ahora aunque veo mi reflejo en el espejo y parece ser que sigo siendo la misma persona… susceptible y radical, así podría definirme ahora, un poco más fresca y no me importa más la paranoia de sentir que miles de ojos están sobre mí esperando el error más insignificante a cometer, ya no me conozco, ¿volverme insensible o ignorar?, las dos cosas me suenan a sinónimos… y para completar el cuadro, con un te extraño quieren amilanar mi indignación y así el culpable condonar su culpa.

Acababa de ver una maleta por mi armario y sentía como la adrenalina aumentaba la velocidad de mis latidos y me impulsaba a coger un par de cosas indispensables y poder escapar sin rumbo quizás… pero libre al fin, escuchaba que aunque te rompas en miles de pedazos se puede ver la belleza en ese caer… me sonaba patéticamente despiadado pero increíblemente cierto al final, es como estar en trance y alguien te despierta de una bofetada, tal vez eso necesitaba… que alguien me despierte y expulse el alma intrusa en mi cuerpo.
Dando una breve releída, parece que he vuelto a mi antiguo estilo de escribir sin mucho sentido, o como algunos me decían “con algún mensaje oculto”, lo cierto es que nunca tengo alguna trama escondida, todo lo contrario, cada cosa que siento o pienso en ese segundo termina en el papel, ahora que si no tiene sentido… ¿pues quién dijo que soy descifrable o que mis sentimientos deben tener un orden o ser lógicos como la matemática?
A mis pocos años de escribir pero con mis tantos años de haber sobrevivido, no lo hago por ser una profesión y por tanto debo encerrarme en ciertos parámetros, sino que es el yoga de mi espíritu, al no haber nadie que piense ni nadie que me entienda mejor que yo, pues esto es lo que hago. Me acordaba de algunos que compartían mi locura y de otros que sobrepasaban ese nivel y el que lea esto sabrá a quién me refiero… escucho gotas de lluvia y puedo oler la tierra mojada, me pongo a analizar que las nubes que están llorando no son iguales, no tienen la misma forma aunque las lágrimas de todas ellas sean como hermanas y terminen perdidas al tocar el suelo, pensaba que así son mis memorias… disparejas como aquellas nubes, sobrecargadas después de un tiempo y que necesitan un alivio llorando gotas en forma de palabras y ya al alba puedo sonreír con el rocío que quedó de la noche tormentosa…

Espero algún día descubrir por qué sueño tanto, que los rostros fugaces se detengan y me digan lo que me quieran decir, que nunca deje de llover, que viva más para seguir escribiendo, que tenga más tiempo de tocar guitarra, que mis lágrimas no se acaben, que encuentre un loco a mi medida, que sea una insensible de fachada pero empedernidamente romántica y dramática de corazón, que me vuelva a enamorar, que no deje de reír... deseo… anhelo… espero…

2 comentarios:

Eric dijo...

Q linda historia!! me encanto como fuiste contandola, me gusto mucho el final y esta bueno lo ultimo q decis, no dejes simplemente no dejes! besos.

Cybill dijo...

Gracias!!!! no dejaré de hacerlo!

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